29 diciembre 2006

Camino adecuado

INFORME PSICOLÓGICO-LABORAL

En respuesta a la petición del departamento de RRHH, y a fin de evaluar las capacidades facultativas del sujeto en relación a la labor actualmente desempeñada en su puesto de trabajo, le comunico el resultado de nuestro estudio.

La evaluación se llevó a cabo con la absoluta cooperación del sujeto, quien en todo momento se mostró receptivo al proceso. Las pruebas psicométricas para precisar habilidades y capacidades se pueden calificar como válidas y fiables, mientras que el resultado de los análisis grafológicos combinado con otros tests proyectivos, ha resultado determinante con los siguientes resultados:

La capacidad intelectual del sujeto, se puede enmarcar dentro del rango medio-alto, su proceder es metódico, y no presenta signos preocupantes de carácter profesional a excepción de sus pautas de conducta grupal. Su calidad empática es alta, sin embargo, se ha detectado una baja integración socio-laboral, y unos resultados comportamentales poco habituales en relación a otros individuos que realizan similares tareas profesionales. El sujeto presenta un claro retraso emocional que le impide establecer lazos afectivos en su entorno más cercano. El análisis del campo gráfico y del gestotipo lleva a pensar que estamos ante una persona soñadora y de inteligencia creativa. La personalidad es débil y reservada, en paradójica contraposición a un carácter firme y templado. Capta muy bien la información del entorno, aunque su valoración es radicalmente distinta a la que cabría esperar. Muestra un desequilibrio en cuanto a los sucesos que experimenta y la actuación ante ellos frente a sus compañeros de trabajo, para refugiarse en su modo de interpretar la realidad que le lleva a actuar por criterios poco comunes y frecuentemente infantiles.

Sin ánimo de ser exhaustivos, y con la voluntad de evaluar el prefil de productividad de esta empresa, tras considerar el análisis, consideramos que el sujeto, en cuanto a su retraso afectivo-emocional, no está capacitado para desarrollar todas las capacidades que exige su actual puesto de trabajo.

Fdo.: Jefe de sección de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones (PTO)


* * *


Hace varios días que no escribo en este diario. La frenética actividad de la última semana, no me ha dejado tiempo para mí, y no es que hoy esté menos atareada, pero necesito plasmar un gran sentimiento como los cientos que llevo escritos en estas hojas desde que era niña. Esta mañana han despedido a mi compañero de trabajo. Era muy tímido, y no se mezclaba con nosotros, no sobresalía en nada y solía permanecer en un segundo plano, sin embargo, tenía siempre una sonrisilla para regalar, y sus ojos pequeños parecían querer decir muchas cosas. Los chicos de la oficina le daban consejos, le invitaban a salir, pero él siempre les devolvía su sonrisa, y esa mirada profunda de amigo. No sé por qué, pero sin tratar con él, sabías que era alguien en quién se podía confiar, como si lo conocieras de toda la vida. Reconozco que he deseado muchas veces encontrármelo por el pasillo para que me regalara alguna de sus pocas palabras en mis momentos más difíciles. Ahora, me arrepiento de no haberme esforzado en conocerlo más.

Se marchó sin despedirse de nadie mientras estábamos almorzando en la cafetería, pero nos ha dejado un regalillo a cada uno en nuestra mesa. A mí, me dejó una bolsita de caramelos. Con este gesto infantil, nos robó a todos una sonrisa, y esta noche, aquí en mi cama junto a mi marido ya dormido, la sonrisa se ha transformado en lágrimas. Bajo las frías luces fluorescentes, él era una llamita que daba luz y calor. Entre corbatas, tacones, Chanel, carteras, y rostros bruñidos con cremas y rayos UVA, entre ambiciosos businessman y estilizadas ejecutivas, él era la única persona con corazón de aquella jungla de oficinas. Él estaba allí para regalarnos su silencio y su mirada cariñosa. Algunos pensaban que era un ingenuo, pero sólo con una bolsita de caramelos me ha hecho más humana, y gracias a él, hoy quiero más a mis compañeros, a mis amigos y a mi marido. No me preocupa que le hayan despedido, porque sé que su felicidad no está en el dinero o en el éxito, sino en hacer felices a los demás, y lo ha conseguido.

Ha sido una de esas personas que te encuentras en la vida, te marcan, y desaparecen. Conocerle pudo ser una casualidad, o quizás fuera el destino... no lo sé. De lo que sí estoy segura es de que por muy mal que lo hiciera en el pasado, por muchos errores que cometiera, cuando lo conocí, estaba en el camino adecuado.

20 diciembre 2006

Feliz navidad 2006

Para todos los que visitan estos arpegios, para los veteranos y los recién llegados: Que aquella paz que anunciaron los ángeles sea estos días motivo de alegría y fiesta, que vivamos una Navidad real y aparquemos el materialismo, que estrechemos lazos con nuestras familias y nuestra gente más querida, que sepamos meditar y ver la vida de otra forma, que nos demos cuenta de los que tenemos y de lo que se espera de nosotros, y que crucemos el umbral del 2007 llenos de esperanza y fortaleza con el propósito de hacer de este mundo, un lugar mejor para vivir.

Muchas gracias por el 2006. Nos vemos el año que viene… ¡En las estrellas!

Al nacer el Señor, los ángeles cantan llenos de gozo: «Gloria a Dios en el cielo», y proclaman:«y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor» (...) ¿Cómo, pues, no habría de alegrarse la pequeñez humana ante esta obra inenarrable de la misericordia divina, cuando incluso los coros sublimes de los ángeles encontraban en ella un gozo tan intenso?
(San León Magno, Sermón 1, en la Natividad del Señor)

06 diciembre 2006

Wendy. Parte 04

Don José… no sé cómo decirle esto. Ya sabe que no soy mu listo, y no quisiera que me tratara por loco, pero es que estos últimos días en la sierra me ha pasado algo muy raro, y no le he podido encontrar explicación.

Cuando subí, me tuve que quedar con las ovejas, porque se ha derrumbado el techo de la cuadra de Don Luis, y no puedo dormir allí como otras veces. Durante el día no tenía mucho que hacer, así que estuve cortando té, buscando algunas setas, patatas silvestres, y preparando con espartos una cueva pequeñica para pasar allí la noche.

La tercera noche, Don José, hice una fogata para cocer las patatas que encontré, cuando vi una luz en la cueva grande, que salía del interior. Parecía como si estuvieran quemando magnesia. Se fue haciendo cada vez más grande, hasta que salió una muchacha. Mire usté, Don José, a mí me temblaban las piernas. Las ovejas, que estaban durmiendo, se despertaron y se hicieron un corro en la cuevecilla donde yo estaba. La chiquilla parecía perdida, y me miraba, Don José, no vea usté el miedo que tenía yo. La voz casi no me salía del cuerpo, y le dije: “niña ¿te has perdido?” No me contestó, y se acercó a mí, y me miró otra vez, y se dio la vuelta, y se metió otra vez en la cueva. Al principio no sabía quién era, pero luego, Don José, luego…

(En este momento se le escapó una lagrimilla)

Don José, yo soy huérfano, ya lo sabe usté. Me criaron en el orfanato hasta que me recogió mi tío pa llevarme con las cabras. Allí, Don José, sólo tenía una amiga, no lo recuerdo, pero creo que también era huérfana, y como nos mantenían separados a los niños y a las niñas, sólo nos veíamos en los recreos a través de una alambrada, y en el comedor. Yo nunca me escapé de allí, porque una vez lo intenté y me gané unos azotes que todavía me duelen, pero ella, de vez en cuando, saltaba la cerca y venía a mi barracón, y hablábamos a través de un ventanuco toda la noche. Me decía que quería volar, que quería ser la madrecita de todos los niños huérfanos, y también me decía que yo era un gallina porque no me atrevía a escaparme de mi barracón. Un día ya no la volví a ver, me quedé otra vez solo, y así, hasta que me recogió mi tío.

Lo que le decía, aquella noche no pegué ojo, Don José, y a la mañana siguiente no me quería ni acercar a la cueva. La niña que había visto era la del orfanato.

Por la noche, las ovejas se pusieron nerviosas, yo no quitaba la vista de la cueva, y empezó a verse luz otra vez. No he pasado más miedo en mi vida. Y la luz cada vez más grande hasta que salió ella. Le pregunté acongojado: “¿eres un fantasma?” y no me respondió. Caminó hacia mí, y de repente comenzó a brillar más, y sin abrir la boca me dijo: “¿ya no te acuerdas de mí?” luego volvió a entrar, y la luz se apagó otra vez.

Don José, ya sé que todo lo que le cuento parece muy raro, pero sabe usté que nada gano yo contándole esto, más que usté piense que me he vuelto loco, pero es que esa chiquilla es la niña del orfanato. No sé como explicárselo, pero aunque no me dice nada, parece como que habláramos, y como si nos conociéramos de toda la vida y como si charláramos por aquel ventanuco… yo no quiero ser cobarde como cuando era chico. Don José, luego cuando me dormí, soñé que era chico otra vez, y que volábamos por la sierra, y que pasábamos por encima de las ovejas, y de la cueva, y que nuestras ropas eran brillantes y lo llenaban todo de luz.

No le he dicho a nadie esto más que a usté, y no me tome por loco. Desde crío he trabajado, nunca le he hecho mal a nadie, y siempre fui honrado y servidor con mis patrones. Ahora le pido a usté que me deje marchar con ella, no se lo puedo explicar Don José. El hijo del Pedro es muy buen cabrero y seguro que puede cuidar mejor que yo sus rebaños. No le cuente a nadie esto. Cómo me gustaría poder explicárselo, Don José, cómo me gustaría explicárselo.

(y derramó otra lágrima)


Y esta es la historia de Germán. Le pregunté a Conchita qué opinaba de todo aquello. Sus ojillos brillaron y me dijo que cuando oyó la historia, creyó que la muchacha era Wendy, que existían las hadas, que soñaba con irse con ella y con Germán a volar por la sierra y entrar en la cueva hacia el país de Nunca Jamás, y que su madre le regañaba porque estaba siempre pensando en aquellas tonterías. Mientras me contaba esto, me quedé mirando la figura de la simpática ancianita, pensé en todo lo que había vivido, en la niña soñadora que fue, y que ahora con más de 80 años, al mirar el prendedor que llevaba en su pelo blanco con forma de mariposa, seguía siendo.

* * *

La manía de buscarle explicación racional a todos los sucesos me llevó a pensar en algún tipo de seta alucinógena, que Germán, sin saberlo, ingirió. Quizás monguis, unos hongos del género de los psilocibos con propiedades tóxico-psicotrópicas. Germán no sabía leer, y en sus años más jóvenes, la dura niñez que atravesó, hace suponer que oyó pocos cuentos. Puede que el de Peter Pan le hiciera retroceder y recuperar el único retazo de la infancia que conservaba. Aquella amiga que no volvió a ver más, regresó con la pluma de J. M. Barrie, por la voz de Remedios, y de la mano de los monguis. Sin saberlo, habían abierto la caja que Germán llevaba en lo más profundo de su ser, y había salido un niño pastor que se lo llevó volando por la cueva hacia la felicidad que nunca tuvo.

Hace un mes, solicité los permisos que hacen falta para entrar en la cueva, y me los han concedido. Cuando tenga algo más de tiempo, organizaré con varios amigos y familiares una visita. No sé si podré ir con la curiosidad que me despertó en un primer momento el portón de hierro que sellaba su entrada, o con el recuerdo de esta historia, y de que allá, en los abismos de la tierra, encontraré el nuevo mundo que buscó Germán.

“Si ahora viésemos a Wendy, advertiríamos como su cabello se tornaba blanco y su figura se empequeñecía otra vez, pues todo eso sucedió hace ya largo tiempo. Juana es ahora una vulgarísima mujer casada y tiene una hija que se llama Margarita. Todas las primaveras, excepto cuando se le olvida, viene Peter Pan a buscar a Margarita para llevársela al País de Nunca Jamás, donde ella le cuenta mil cuentos de los que él mismo es héroe y que él escucha con ansiedad. Cuando Margarita crezca, tendrá una niña que, a su vez, será la madrecita de Peter Pan y así sucederá siempre, siempre, mientras los niños sean alegres, inocentes...y un poquito egoístas” (James Matthew Barrie)

11 noviembre 2006

Wendy. Parte 03

Algún tiempo después, ya en los meses de calor, Germán se fue a la sierra a llevar el ganado. Normalmente, solía venir al cortijo cada cinco días. La familia de D. José lo esperaba, porque una oveja preñada, que se quedó en el corral, tenía dificultades para parir, por lo visto, la cría venía de mala postura. Los veterinarios saben hacer esto muy bien, introducen la mano en el interior del animal, y una vez desenrollado el cordón umbilical, localizan el corvejón –el tobillo– y colocan la cabeza y las extremidades en posición correcta para tirar de ellas con una cuerda limpia y ayudar a salir a la cría. Germán había aprendido bien esta técnica a lo largo de sus 34 años cuidando ovejas y cabras. A los ocho días apareció con el rebaño –que debía haberse quedado en la sierra–. Parece ser que estuvo hablando un buen rato con D. José, y después, se acercó a Conchita a decirle: “He bajao pa regalarte el corderillo blanco que te prometí”.

Ayudó a dar a luz a la oveja primípara, y efectivamente, nació un hermoso corderillo blanco. Conchita saltaba de alegría. Poco después, cogió su cayado, y subió solo, otra vez a la sierra, como si no hubiera pasado nada. Y nadie lo volvió a ver más.


* * *


Toda esta historia me la contó Conchita en el salón de su cortijo, una casa muy humilde en medio de olivares llena de historia y de vida. Hoy tiene 88 años y recorren su rostro centenares de sabias arrugas. Su pelo níveo estaba recogido en un moño con un prendedor con forma de mariposa que le habría regalado alguno de sus 25 nietos. Cuando vi sus labios arrugados, pensé en todas las historias que Conchita les habría contado a sus semejantes, quizás la primera, fue la que le leyó a Germán, aunque su voz, ahora, sonaba más apagada. En sus ancianas manos quedaba una alianza de matrimonio de cuya historia creo que se podrían haber escrito miles y miles de libros. Sus delgadas piernecillas, casi no la dejaban andar como antaño, y sus ojos… sus ojillos eran marrones, pequeños y llenos de vida. Recuerdo que cuando me miraba, veía a aquella Conchita con 14 años, leyendo cuentos, corriendo, y jugando con su corderillo blanco. Esos ojos sólo se cerraban para soñar, y ahora, parecía guardar un secreto tan grande, que no se podía comparar con toda la sabiduría que encierran las ciencias modernas del hombre.

Me dijo que aún conservaba el libro de su hermana Remedios, envuelto en la fina tela de tafetán. No os podéis hacer una idea de la urgente necesidad que tuve de ver y tocar el libro que había sido manantial de una de las historias más bonitas que había conocido. Sentí la necesidad de tenerlo entre mis manos, de contemplar sus tapas de piel y sus letras doradas. De pasar sus vetustas páginas quizás gastadas ya, de oler el grato aroma del papel antiguo mientras cerraba los ojos y me transportaba a aquél sótano de hace 75 años, y ver a D. José, a Remedios, a Conchita… y a Germán. Desgraciadamente, se lo había regalado a una nieta suya de 18 años, tan soñadora como lo fue ella, y que vivía en la capital.

Por supuesto, que en aquella agradable conversación con mi nueva amiga Conchita, le pregunté si sabía de qué habían estado hablando D. José y Germán, y aquí me contó lo más interesante.

Mira, Germán era un hombre bueno, muy bueno. Noble, trabajador y correcto. No era cotilla, no hablaba de los demás, ni de sí mismo porque era muy resrvado, y precisamente por eso, mi padre se extrañó tanto de lo que le dijo, y más aún, de lo que después pasó. Decía que Germán se tenía que haber vuelto loco, porque no le encontró explicación a sus palabras, pero no había ninguna razón para su locura porque era muy sencillo, llevaba muchos años trabajando con nosotros, y vivía feliz con su trabajo.

Mi padre nos lo contó diez años después, y esto fue lo que le dijo:

05 noviembre 2006

Wendy. Parte 02

Corrían los años 30. Germán era el pastor de varios rebaños de ovejas en una cortijada. Vivía junto a la casa de D. José y su familia, en un pequeño cobertizo de piedra enlucida, bien construido, que contaba con dos habitaciones. El dormitorio tenía una cama con un colchón de borra y una gruesa manta parda, suelo de arcilla, un ventanuco, un baúl de peral con cantos de hojalata, una jofaina y un harapo a modo de toalla, una silla de anea y una mesa camilla con sayas de lana cruda, mientras que la cocina estaba compuesta por un hornillo de carbón, una chimenea, una encimera de basalto, dos tachos de latón, y un repostero de álamo con varios utensilios de cocina.

La naturaleza no lo había dotado de una gran inteligencia, ni de un atractivo físico, sin embargo, sus ojos negros pequeños y brillantes destilaban bondad, humildad y sencillez. Debido a una giardiasis que contrajo en su infancia, era alérgico a la lactosa y sufría de un severo déficit de calcio, por lo que además de su baja estatura, tenía una pequeña cojera, la espalda doblada hacia delante, y pocos dientes en su haber. La piel tostada por el sol mostraba la aspereza del que ha trabajado en el campo desde pequeño. Tenía el pelo cano, pelado a cepillo, las cejas negras y pobladas, frente pequeña, nariz grande, orejas coloradas, hombros estrechos, manos callosas, y pies grandes y planos. De carácter era reservado, sonriente, algo simple e inocentón, pero su faz parecía tener siempre un ademán de condescendencia hacia todos los que le rodeaban, se le podría aplicar el dicho de que “de bueno, era tonto”. La gente del pueblo comentaba que si a alguien se le tenía que aparecer la Virgen, sería a Germán, en alusión a las recientes apariciones en Fátima a tres pastorcillos. A sus cincuenta años, permanecía soltero, no se le conocía familia y nunca se le vio haciendo ningún mal a nadie. Germán era para su trabajo, y – como él decía – para sus amos.

Acostumbraba a pastorear por la zona durante los periodos que fijaban los arrendadores, que solían ser de ocho o nueve meses, y fuera de este plazo, en los meses de calor, subía con el ganado a buscar los pastos de la sierra, en una travesía que con las ovejas, solía durar dos jornadas. Una vez allí, pernoctaba en las cuevas, al raso o en la cuadra de algún cortijo cercano. De vez en cuando, dejaba a las ovejas en la sierra, y bajaba al cortijo para cuidar a las que se habían quedado preñadas en el corral, a por comida, o a tratar algún asunto sobre la paja o la avena.

La crisis económica del 29, el fin desastroso de la dictadura de Primo de Rivera, y el golpe de estado de los republicanos en 1931, hicieron que hubiera varias revueltas en la zona. Ante el descontrol político y policial, un grupo de hambrientos, se dedicó al pillaje nocturno en las fincas del exterior. Se corrió el rumor de que una noche, los bandoleros iban a entrar en la cortijada, así que sus habitantes se tuvieron que esconder en los sótanos de la casa de D. José. Era el mes de abril, y afortunadamente, podrían dormir sin braseros. Prepararon unos improvisados colchones con paja y sacos, y así se dispusieron a pasar la noche. Entre todos, eran unas veinte personas, porque el guarda, que también se escondió en el sótano, tenía 7 hijos, como D. José, y además estaban: Germán, dos muleros y el aparcero.

Ya entrada la medianoche, la tensión se palpaba en el ambiente, y algunos niños, conscientes de la situación, comenzaron a llorar. Remedios, encendió el candil y sacó de una capacha, envuelto en tela de tafetán, un hermoso libro con pastas de cuero y unas grandes letras doradas en la portada que le había regalado su último pretendiente, un escritor inglés que acabó aporreado a causa de los celos de Josico, un rival picapedrero de las minas de granito, que iba también a la conquista del corazón de la mocita. Remedios tenía 16 años, era la mayor de las hijas de D. José. Zalamera y trabajadora, ayudaba a su madre en la casa y en el cuidado de sus hermanos pequeños. Sin mediar palabra, comenzó a leer. Pronto, su voz dulce y ligeramente quebrada, cautivó a todos los del sótano, de manera que los niños callaron, los rudos muleros escuchaban embobados, y en una esquina, los ojillos negros de Germán brillaban como estrellas a la llama del candil.

El libro se llamaba: “Las aventuras de Peter Pan y Wendy” y era una adaptación de la obra de teatro de J. M. Barrie hecha por el mismo autor.

La estancia en el sótano se prolongó durante cinco noches más, hasta que los ladrones fueron identificados y detenidos. Dicen que Germán estaba deseando que se pusiera el sol para que Remedios siguiera leyendo aquel libro, pero en cinco días, no dio tiempo ni de llegar a la mitad, así que éste, le pidió a Conchita que le leyera un poco todas las tardes después de encerrar el ganado, porque no sabía leer. Conchita era hermana de Remedios, tenía 14 años, y leía bastante bien para su edad. Germán le prometió a cambio, regalarle el primer corderillo blanco que naciera.

24 octubre 2006

Wendy. Parte 01

Nunca olvidaré aquella excursión. Quizás fue la menos técnica, pero la más castiza. Nos acompañaba mi tío, acostumbrado al pastoreo en su juventud y gran conocedor de la fauna y flora de aquellas sierras. Tantos años trashumando con el ganado en busca de pastos de altura, hicieron que se familiarizara con las cañadas y veredas que serpenteaban por las faldas de la montaña. Aún recuerdo las mochilas que llevábamos mis primos y yo, y como él se fabricó una especie de bandolera con un saco de estraza, una guita y una piedra. Llevó ahí sus viandas para dos días, y su manta, claro, porque él no usaba saco de dormir. Era una cordillera kárstica de unos 25 Km. de longitud, y cuyos picos más altos llegaban a los 2000 m. A partir de una cota, desaparecían las coníferas para mostrar un ruinoso suelo de caliza. Sólo crecían en él, aquellas especies adaptadas a la “media montaña”, como la aulaga, que seca, es un excelente combustible, el piorno, un aplastado arbusto pinchudo de la familia de las leguminosas con forma de iglú, y que vulgarmente se conoce como “cojín de monja”, y el enebro rastrero, un cupresáceo primo del enebro común –el que se usa para aromatizar la ginebra– y con el que se modelan magníficos bonsáis.

Dejaré la narración de la excursión para otra ocasión, pues las aventuras y anécdotas que en ella tuvieron lugar, son dignas de ser contadas en otro momento. Me centraré en una abertura que vimos en una pared sellada con un pesado portón de hierro. Las cuevas y simas son típicas de los terrenos calizos, y no era de extrañar que hubiera cavidades por los alrededores. De hecho, a lo lejos, se veían numerosos agujeros negros en las paredes rocosas. Sin embargo, aquella no era una zona turística, el paisaje era bastante inhóspito y alejado de las vías rodadas. Excepto los pastores, no había mucha gente que visitara aquel collado. ¿Por qué estaba sellada la abertura? ¿Protegía de algún peligro? ¿Qué misterio encerraba?

Algún tiempo después, la curiosidad me llevó a investigar sobre la cueva. A lo largo de la sierra había 15 cavidades pequeñas –usadas a modo de redil para el ganado– y dos más largas y profundas. La de la puerta metálica, tenía un desarrollo de 3000 m, y un desnivel de 180 m. Intentó habilitarse allá por los años 60 para su explotación turística, pero se cerró en los 80’s por su peculiar y único microecosistema, que podría resultar irreversiblemente perjudicado por la presencia descontrolada del ser humano. Aun así, en su interior hay un importante laboratorio subterráneo en el que trabajan actualmente tres universidades. Entre otras cosas, han descubierto dos especies totalmente nuevas para la ciencia. Tras algunas gestiones, pude al final entrar durante 20 minutos en la cavidad misteriosa con varias personas, siempre bajo la estricta y razonada vigilancia de los investigadores. Había lagos cristalinos, gours, simas, flores de aragonito, e incluso una sala donde contrajeron matrimonio dos espeleólogos. Averigüé muchas más cosas, pero también lo contaré en otra ocasión.

En mis investigaciones, hablé con gente del lugar, que lógicamente no conocía estos datos, y es aquí, donde comienza lo que quiero contar, el relato de algo que sucedió en la cueva hace más de 70 años. Todavía quedan cuatro personas vivas que conocieron los hechos, y aunque he buscado documentación, los desastres de la Guerra Civil –que tuvo en aquel escenario un frente cruento– borraron lo que quizás nunca se escribió. Me creo en el deber de dejar constancia por escrito de aquellos hechos, y evitar que el destino común que compartimos todos los hombres, se lleve consigo esta historia que durante decenios ha vivido en las mentes de sus protagonistas.

19 octubre 2006

Ver, sentir y soñar


Viste sus ojos marrones
en una noche brillar
como fuego de un lucero
como una estrella fugaz.

Sentiste un süave dardo
cuando te quiso mirar,
te ha embriagado su veneno
tan sereno como el mar.

Soñaste en coger su mano
sin pensar en que quizás
con las alas del cariño
empezarais a volar.

Viste que sí la querías
que la querías abrazar
que fueses su confidente
que fueseis dos y nada más.

Sentiste muchas caricias,
risas, juegos, pasear
y un encanto que os unía
con un empuje especial.

Soñaste bien con todo esto
porque no es la realidad,
porque sólo fue aquel día,
porque no la has visto más.

Viste tres años eternos
con parsimonia pasar
y después viste una cara,
una risa, un volcán.

Sentiste otra vez lo mismo,
pero con más intensidad:
unos ojos, dos luceros,
brillo de estrella fugaz.

Soñaste con las sirenas
al volver a pasear
por aquel barrio embrujado
que tanto ha vivido ya.

Viste al pie de la Alambra
una luna que quiso hechizar
ese cruce de miradas
que tuvisteis sin cesar.

Sentiste otra vez lo mismo,
pero con más intensidad
cuando luego de esa noche
se marchó sin avisar.

Soñaste esta vez pesadillas,
por no atreverte a recitar
una de aquellas poesías
que inspiraba su amistad.

Y ahora ya, amigo mío
no te pares a pensar
ni a escribirle más poemas
porque no te quiere más.

Ni entristezcas por su ausencia
ni te pongas a llorar
que tus lágrimas se pierden
como gotas en el mar.

Cuando busques entre estrellas
dos luceros chispear
piensa que aquel día lograste
verla, sentirla, y soñar

17 octubre 2006

20 preguntas

El año pasado, trabajando en la construcción de un microbot, estuve investigando algo sobre IA (Inteligencia Artificial) a nivel muy básico, y he de decir, que fuera de la ciencia-ficción, es un tema apasionante, a pesar de que, desde mi punto de vista, el término "inteligencia" esté mal acuñado.

Una aplicación real de la IA, es un juguete que lanzó Radica Games y que sólo con 20 preguntas, era capaz de adivinar el pensamiento con una probabilidad de acierto del 80%. Existe una versión web que implementa el algoritmo, una red neuronal en toda regla, y que según el fabricante, con 25 preguntas es capaz de acertar lo que el usuario está pensando con una probabilidad de acierto del 98%. Se trata de pensar en algo (unas gafas, una mariposa, un riñón, un candelabro, un mosquito...) y responder unas 20 preguntas de la forma: sí, no, a veces, tal vez, depende, etc.

Tecnicismos aparte, lo mejor es jugar, y dejarse sorprender por los resultados, así, que os dejo el link, y que os divirtáis!!

11 octubre 2006

Mientras tanto

Últimamente estoy algo liado, así que mientras escribo algo en condiciones, os dejo este enlace. Sé que hay alguien a quien le gustará. Que disfrutéis ¡Ah!... ¡¡y nos vemos en las estrellas!!


http://framboise78.free.fr/Paris.htm



04 octubre 2006

Impresoras espía

La noticia saltó el año pasado, la EFF (Electronic Frontier Foundation) descifró un código secreto en los folios impresos con impresoras láser a color de la casa Xerox, en concreto, de la gama DocuColor. Este código consistía en una matriz de 15x8 puntos amarillos invisibles a simple vista, que se repiten por toda la página, y que contienen, la hora, la fecha, el número de serie de la impresora y dos informaciones más que no se han conseguido descifrar. Para ver estos puntos, hay que servirse de una lupa o un microscopio e iluminar con luz azul y así aumentar el contraste del amarillo sobre el blanco. La EFF ha creado un grupo de investigación para descifrar este tipo de códigos, y pide a los internautas que les envíen documentos de estas máquinas.

Canon y Epson, han admitido que algunas de sus impresoras láser, introducen un código secreto en los documentos del usuario, mientras que Hewlett Packard y Konica, no han hecho comentarios. Después, se ha sabido que no sólo los modelos láser, sino que también algunos modelos de inyección de tinta incorporan este sistema. Según Canon, la decisión de introducir marcas en los documentos que identifiquen al usuario, se ha tomado de forma conjunta entre todos los principales fabricantes de impresoras, y ha sido auspiciada por el gobierno de los EEUU. Estas huellas están al servicio de los servicios secretos, y según Xerox, al de las agencias que, por necesidad, lo soliciten. El objetivo de esta medida, es luchar contra la falsificación de documentos y billetes.

¿Qué ocurriría con disidentes políticos, organizaciones democráticas clandestinas o grupos religiosos perseguidos que necesitan del anonimato del papel? ¿Debería saber el usuario que sus documentos están marcados? Falta de calidad en la impresora ¿o una huella? Existen cámaras fotográficas y de vídeo digitales, que introducen en la imagen una serie de pixels ligeramente alterados, a partir de los cuales se puede obtener información del usuario, esta técnica se conoce como esteganografía y se usa para esconder textos en imágenes. ¿Hasta dónde deben llegar los límites de la privacidad para preservar el bien común? Adobe ha admitido que en su Photoshop existe una aplicación incrustada en el programa, realizada por el gobierno de los EEUU, que se activa ante determinadas acciones y realiza unas tareas que no ha querido precisar.

El debate está servido.

Algunos links interesantes:

EFF: http://www.eff.org
Cómo descifrar códigos Xerox: http://www.eff.org/Privacy/printers/docucolor/
Imágenes de los puntos: http://www.eff.org/Privacy/printers/docucolor/
Noticia en El País: http://www.elpais.es/articulo/elpportec/20051018elpepunet_2/Tes
Noticia de VS Antivirus: http://www.vsantivirus.com/mm-impresoras.htm
Esteganografía: http://es.wikipedia.org/wiki/Esteganograf%C3%ADa

02 octubre 2006

Viaje al subsuelo. Parte 02

Sería exagerado decir que no volvimos a ser los mismos, pero la cueva, en algo nos cambió. Quizás fue porque nos adentramos en las entrañas de la tierra, como si nos metiéramos en la boca del lobo, y no nos comió, más aún, nos mostró paisajes maravillosos, inimaginables, formaciones únicas, aguas puras y cristalinas, nos ofreció silencio, calma, oscuridad y protección. En su ubicación oculta, nos mostró el secreto que guarda la naturaleza en el subsuelo… fue por eso, por lo que al salir, nos mirábamos de otra forma, ahora nos unían otros lazos, a la camaradería propia de la expedición, se sumaba un pacto secreto con la madre Tierra: Cuidadme como yo os he cuidado.

Y así, cansados, emprendimos el viaje de regreso. El sol se estaba poniendo. Muchos dormían, otros estaban pensativos, quizás, al igual que los otros, también soñaban. Habíamos vivido demasiadas cosas en poco tiempo. Atrás quedaban los arneses, las vagas, mosquetones y cuerdas. Atrás quedaban arañazos, chapuzones, resbalones y algún que otro golpe. Atrás quedaba el silencio y el goteo armonioso de las estalagmitas. La cueva se quedaría allí, en el fondo del valle, impasible e inmóvil junto al lago, como había hecho por los siglos de los siglos. La roca inerte, ahora había cobrado vida en nuestros corazones.

Cuando llegamos, ya anocheciendo, la luna salió a visitarnos, y alguno, cuando la vio, le dijo en secreto y con sonrisilla cómplice: “Tranquila, te guardaremos el secreto”

28 septiembre 2006

Viaje al subsuelo. Parte 01

El sol dibujaba sus rayos a través de las frondosas arboledas vetustas. Entre la húmeda niebla del lago, querían acariciar el cristal de la superficie, mansa, tranquila y misteriosa. No había tierra, ni fango, ni lodo, ni arena, sólo la roca poderosa se atrevía a cobijar aquel paisaje mágico. Enclavada en la profundidad de un valle, y rodeada de altas y recias murallas calizas, emergía frente al lago místico, aquel formidable bostezo de la tierra. La oscura cavidad, contrastaba con la atmósfera bucólica del exterior e invitaba a penetrar en las profundidades de la naturaleza, en un mundo oscuro, desconocido y misterioso.

Cuando atravesamos, muy temprano, las vasta abertura, sorteando pequeñas pozas a través de grandes bloques de piedra desprendida, empezamos a ver, en el techo, a más de 40m de altura, cientos quizás, de aves del orden de las columbiformes, que suelen establecer sus colonias a la entrada de cuevas, y alfombran el suelo de plumón y palomino que disuelve poco a poco la roca. Al atardecer, en cambio, lo que se observa, es un incesante flujo de murciélagos que salen de lo más profundo de la gruta a buscar alimento: insectos o fruta en aquellas especies frugívoras. Estos mamíferos voladores, siempre me han llamado la atención, no sólo por su extraña morfología, sino por su inexplicable resistencia, labor aún de investigación, a contraer infecciones víricas.

Pasamos la primera dificultad, un boquete en la roca vertical, de no más de medio metro de ancho, y de unos cinco metros de altura, que había que atravesar para acceder a otra estancia superior. A veces se cerraba tanto que era necesario vaciar los pulmones y avanzar con un brazo por delante y otro detrás a fin de reducir la anchura de los hombros y no quedar así atascados. Pasada esta chimenea, a través de un pasamanos, se accedía a otra galería en la que se encontraba la Gran Pared, un enorme plano de falla, de unos 30m de largo y 50m de altura. El rumor de un río subterráneo nos acompañaba, y también un chillido, casi fantasmagórico por el eco de la cavidad, que no era más que fruto de los murciélagos apiñados en el techo e inquietos por nuestra presencia. En el suelo empezaron a aparecer estalagmitas, como pináculos de catedrales, húmedas, y con el carbonato cálcico aún fresco, en su parte superior. Tras varios pasillos cubiertos de grandes piedras sueltas resbaladizas, que había que sortear con sumo cuidado, llegamos a la sala de las dunas, una enorme estancia con una montaña de arena en el centro, creada por las crecidas de los ríos interiores que fluían por la cueva en la época de inundaciones, y cuyas aguas, al bajar, depositaban una fina capa de arena, que con los siglos, se había hecho una montaña. En un lateral se abría un agujero, oculto entre varias rocas, de un medio metro de ancho, y más de setenta de profundidad, era una sima por donde subían las aguas e inundaban la habitación. Allí decidimos sentarnos, en un lateral de la sala y apagar nuestras luces. No sé si podré describir la sensación que experimentamos. Lejos del ruido y de las perturbaciones electromagnéticas del exterior, sólo se escuchaba un débil goteo que lloraban las estalactitas, y que era así como el concierto de las entrañas de la tierra. Casi no nos atrevimos a volver a encender nuestras luces, no queríamos quebrantar la oscuridad virgen y absoluta de la roca milenaria. Allí dentro, no éramos nada, éramos un soplo en los miles de milenios que había tardado la madre naturaleza en construir ese templo bajo el suelo. Éramos nosotros, los que tantas veces abusábamos de nuestro entorno, los que contaminábamos los ríos, los que construíamos ciudades, los que emitíamos gases tóxicos, los que nos servíamos del medio ambiente... los que ahora, estábamos en el mundo más puro, más escondido y más mágico del planeta.

19 septiembre 2006

La habitación

Después de bajar las escaleras, cerró la puerta tras de sí. La habitación era cerrada, sin ventanas ni conductos de ventilación, sólo cuatro paredes blancas, un techo desconchado, y un suelo gris. Arriba, uno de esos tubos fluorescentes parpadeantes que impregnan todo lo que iluminan de un tono verde-azulado, muerto y frío. Tampoco había muebles, ni nada que alegrase la estancia, sólo cuatro paredes inertes, un techo desconchado, y un suelo gris. Y allí se sentó en una esquina. Se abrazó las piernas con sus brazos y apoyó la barbilla sobre sus rodillas. La temperatura era baja, y un aroma rancio de humedad, embalsamaba aquella atmósfera taciturna. Pasaron diez minutos. Un crepitar arrítmico del tubo, parecía marcar los tiempos en la habitación. Cambió de postura, el suelo gris era duro y frío, y la luz seguía parpadeando.

Sabía que aquél no era su sitio, que nunca antes hubiera bajado a aquella habitación. Que fuera –arriba – había sol, luz y colores, que estaban sus semejantes, sus seres queridos, su música, la vida, y quizá, el perdón. Pero ahora, no quería estar más que al otro lado de la puerta que separaba el mundo, de su mundo. Allí, nadie la encontraría... Y la luz, seguía parpadeando.

Cambió de postura otra vez más. Esta vez, se tumbó de costado, encogida, como dicen algunos, en posición fetal, y juntó las manos bajo su cabeza. Brotó una lágrima que surcó su nariz chata, su mejilla pálida y sus manos cariñosamente entrelazadas, y se perdió en el suelo gris. Sólo se oía el crepitar irregular del tubo fluorescente. Los había decepcionado.

29 agosto 2006

¡Hasta pronto!

Y si sólo fuisteis sombra
que una forma proyectaba,
porque fuisteis de la Luna
esperé.
Y si sólo fuerais esencia
de una flor prendida al pelo,
porque fuerais de una amada
esperaría.
Y si sólo seréis eco
de acordes de mi guitarra,
porque seréis bellas baladas
esperaré.

Y porque ahora sois mis obra
estad siempre alerta
eco, esencia y sombra.
No seáis hojas muertas
y os caigáis tras el verano
sed más bien como notas
para que nunca se pierdan,
y conmigo seguid soñando
para que broten sinfonías
de estos arpegios thorkianos.



Dedicado a todos los que leen este blog, y en especial a Cary y a Xydehia. Un abrazo muy fuerte a todos, y... nos vemos en las estrellas!!!

27 agosto 2006

Le Chasseur d'Etoiles. Parte 11

Como todos los de su edad, su cabeza estaba llena de planes y ambiciones. De carácter equilibrado, encajaba con relativa facilidad los pequeños reveses que le daba la vida. Se diría que tenía una cabeza bien amueblada. Nunca perdía los nervios ni hacía cosas raras. No era, como se podría pensar, frío o calculador, al contrario, poseía una gran sensibilidad, si bien es cierto, que con sus semejantes, por pudor, no exhibía innecesarias manifestaciones de afecto.

Las estrellas eran su gran pasión, y todo el mundo lo sabía. Desde pequeño sintió admiración por ellas. Procuraba dedicar un rato de estudio, al menos tres veces por semana, a la astronomía y a la cosmología. El sacerdote de su parroquia, buen amigo, decía que aquello no era más que el reflejo de su ambición de trascender, de conocer el significado de las cosas, de conocer las leyes últimas de la naturaleza, su destino y su lugar en el mundo.

Esta vez sin embargo, su cabeza era un mar en tempestad de sentimientos, ideas, recuerdos y dolor. Todo iba perdiendo sentido, lo que le había pasado era un completo absurdo, la realidad se había desmadejado en hilos incoherentes y él permanecía consciente en el proceso. La nube, el torbellino, el viaje en el tiempo, la llanura, el telescopio, eran realidades, sucesos ciertos, hechos objetivos, mas cuando se mezclaban, resultaba una realidad incongruente, ridícula e ilógica. Él estaba en medio, él era el factor que hacía absurda la situación, él era el nexo común de todos los acontecimientos.

A oscuras tanteó su mochila y buscó la linterna. Le extrañó que tuviera pilas y alumbró a su alrededor. No se veía musgo, y la tierra, muy arenosa, era de un color negruzco. No encontraba el sendero por el que subió antes, y tampoco encontraba ninguno de los árboles que le habían servido de referencia. Por puro instinto comenzó a bajar por la ladera que parecía menos empinada. No había camino ninguno. El agotamiento y el dolor de cabeza le hacían moverse torpemente. Grandes rocas de varios metros de altura bloqueaban numerosas veces su descenso y, a veces, tenía que desandar lo bajado. Cuanto más descendía, el aire parecía estar más viciado, y notaba que sus pulmones le demandaban más oxígeno del que podía ofrecerles. Su respiración era más y más agitada, quizás fuera la ansiedad, lo que aumentó sus temores y su desesperación. Dos lágrimas volvieron a brotar mientras bajaba, dibujando dos surcos en su cara tiznada de aquella arena negruzca.

Llegó a la base de la llanura. Los brazos le pesaban, tenía lastimado el tobillo izquierdo y sus manos estaban magulladas por los bordes cortantes de la roca caliza. Sus pantalones vaqueros presentaban varios cortes, y su camiseta con el escudo del Real Madrid, estaba manchada de aquella arena negruzca. La esperanza de encontrar su coche era lo único que le hacía mantenerse en pie. Quiso detenerse en el llano para tomar aire. Apoyado sobre el pie derecho, miró al cielo estrellado, pero esta vez, no veía las líneas imaginarias que dibujan las constelaciones. Sólo veía odio, luces malditas, brillos de muerte y terror. Todo el paisaje alumbrado por el débil foco de su linterna era distinto, pero la morfología de la zona era tal y como la recordaba, sólo quedaba una curva para ver el merendero y su todoterreno.

¡Estaba ahí! ¡estaba ahí! ¡su coche! Subió sin pensarlo, accionó el contacto y ¡arrancó! Su emoción era tan grande que no reparó en que no estaba el merendero. Sí se dio cuenta de que no había carretera, así, que en la noche, llorando de alegría siguió campo a través en dirección a su casa. Los dos faros del coche sólo dejaban ver arena negra y grandes rocas calizas que sorteaba a gran velocidad. Conducía como un loco entre las dunas y las rocas, el 4x4 daba grandes saltos y más de una vez tocó el suelo con los bajos. En una de éstas, pegó con una roca y rompió el faro izquierdo, pero siguió adelante embravecido. Su visibilidad se había mermado, pero sólo pensaba en salir de allí. Gritaba y gritaba de alegría, reía y lloraba a la vez.

De repente, la luz del faro derecho desapareció, no se reflejaba en nada, e inmediatamente sintió un vacío en el estómago.

[…]

De pequeña leía libros de Agatha Christie y A. Conad Doyle. Qué distinto se imaginaba entonces su actual trabajo de funcionaria en el Centro Nacional de Inteligencia. Tras varios años de carrera, unas fuertes oposiciones y tres cursos más de formación específica, su trabajo, dentro de aquella poderosa institución, casi se reducía a realizar labores administrativas. Pensaría que investigaría a los grandes capos del narcotráfico, a entramados terroristas, pensaba en labores de espionaje y contraespionaje, escuchas, altos cargos, y sin embargo, lo más emocionante que tenía que hacer hoy, era eliminar unos documentos en la destructora de papel, que dejaría aquellos informes reducidos a flecos de 2mm de anchura.

Sentada en su silla, y con los codos en la mesa, jugaba a enrollar un lápiz en un gracioso tirabuzón moreno que le caía por detrás del cuello mientras la máquina destruía tacos de 50 hojas. Su mirada volante y soñadora fue a posarse sobre el siguiente dossier que tenía que destruir. Abrió el carpetón, color añil, y apareció una fotografía de la cara de un muchacho joven, de no más de 20 años, tenía el cabello negro, un poco enmarañado, las cejas delgadas y unas gafas de pasta gruesa que escondían unos ojos pequeños y a la vez profundos. Nariz aguileña y estrecha, labios finos, barbilla afilada y mandíbulas estrechas.

Con un suspiro apagó el típico pensamiento pícaro de una soltera cuando ve un jovencito guapo. ¡Ay! si tuviera quince años menos – pensó. La siguiente foto era la de un 4x4 estrellado en el fondo de un barranco, y junto a ésta había grapados unos 40 folios mecanografiados con máquina de escribir. Se oyó un sonido brusco, la máquina se había atrancado y tuvo que desmontar la tapa e introducir otra vez el taco anterior. Hojeó, ya de pie, el dossier que había estado viendo, y que le tocaba introducir en la máquina. De su interior cayó otra fotografía. Estaban sacando a un muchacho del 4x4, llevaba pantalones vaqueros, y una camiseta con el escudo del Real Madrid. Era el muchacho de antes. Se sentó otra vez, interesada por el joven, y vio que junto a un informe médico, se adjuntaban varias fotocopias de un cuaderno en el que había anotaciones de coordenadas astronómicas y posiciones de las constelaciones. Su mirada, con el ceño fruncido, se clavó en aquellas anotaciones y en un gran sobre cerrado que había detrás sellado con un membrete que decía “Alto secreto”

25 agosto 2006

Le Chasseur d'Etoiles. Parte 10

No quiso mirar más al cielo. Bajó la vista hacia el telescopio, a un tiro de piedra, y un terrible escalofrío estremeció su cuerpo. Parecía que éste tenía vida, que tenía un mensaje para él, la clave de lo que había pasado. El tubo del refractor, cromado, reflejaba la luz de las estrellas, esta vez terroríficas para él. Su figura se alzaba en la llanura como si fuera un ser del más allá que iba a marcar su vida para siempre. Así, no pudo menos que acordarse de la obra maestra de Kubrick, del monolito, y de la humanidad.

Se acercó al ocular, tembloroso, cerró el ojo izquierda y miró por el derecho. No le hizo falta enfocar. Vio una estrella brillante, muy brillante. Se retiró para ver a qué constelación pertenecía, miró al cielo, y su cara palideció al instante.

Era Betelgeuse, la vieja y fría estrella, la alfa, de primera magnitud, de la constelación de Orión… ¿Orión? ¡Orión era una constelación invernal! ¡invernal! ¡y él había subido en pleno verano!

Midió cuatro palmos y un puño con el brazo estirado desde Orión a Andrómeda, lo que equivalía a una distancia angular de unos 90º. Las estrellas, mirándolas siempre a la misma hora, avanzan 1º en la bóveda celeste, lo que equivalía a decir que aparentemente habían transcurrido tres meses ¡era invierno!

¿Había viajado en el tiempo? La teoría de la relatividad permite viajar al futuro, es factible, el problema es tan sólo de ingeniería, de viajar a velocidades comparables a la de la luz. Retroceder en el tiempo está prohibido por la 2ª ley de la termodinámica: la entropía. Para viajar en el tiempo, es condición necesaria, deformar el espacio de una forma determinada, de modo que se sigan cumpliendo las ecuaciones de la relatividad. En concreto, habría que darle una curvatura negativa, es decir, algo así como una esfera al revés, hacia fuera. Ese tipo de curvaturas, sólo es realizable por la antimateria, puesto que la materia que conocemos sólo proporciona curvaturas espaciales positivas. La física clásica no permite dicha antimateria, o densidad de energía negativa, pero la física cuántica, bajo unas condiciones estrictas, sí. Es posible, pues, viajar en el tiempo hacia el futuro. Estos conceptos no pertenecen a la ciencia-ficción; al igual que los agujeros negros, suponen singularidades en el espacio, y su existencia fue admitida, entre otros, por Einstein, que los llamó “puentes”, hoy en día se conocen como “agujeros de gusano”.

¿Había entrado en un agujero de gusano? Un enorme, pero delgado, gajo de luz apareció sobre las montañas tras las que había visto anteriormente un resplandor, era la Luna, menguante, porque la “hoz” estaba orientada hacia la derecha. Le extrañó el tamaño, nunca la había visto tan grande. Además… cuando subió a la llanura, la Luna estaba nueva, recordaba el efecto de la luz cenicienta. Si habían pasado tres meses –según su telescopio – la luna debería estar en su cuarto creciente. No le cuadraban las cuentas: 4:00 a.m. según su reloj, tres meses más tarde según su telescopio, y un número de días múltiplo de 29 según la luna. Peor aún, en invierno, aquellas montañas estaban nevadas, y ahora se disfrutaba de una temperatura agradable.

Sus conocimientos astronómicos le dieron serenidad y confianza en sí mismo. Olvidó el dolor de cabeza, todo lo que había pasado, y empezó a hacer cálculos para resolver aquel enigma. Había apuntado las coordenadas del lugar en su cuaderno, y a partir de ellas empezaría con ayuda del telescopio, a modo de sextante, a hacer las operaciones matemáticas que le darían la solución. No podía haber viajado en el tiempo, era absurdo. Orión, es una constelación invernal, sí, se ve en las noches de invierno, pero también se podría ver en los días de verano si el sol dejara de brillar, como corre cuando hay eclipses. Lo de la luna, pensó que sería ese efecto óptico, aún sin explicación, que hace que algunos días, cuando sale ésta, parezca más grande. Pensó incluso en los fuegos fatuos, en las lluvias magnéticas, en todo, menos en viajar en el tiempo.

Orientó el telescopio al Norte y colocó el eje de ascensión recta a la latitud del lugar, con ello quedaría más o menos fijada la estrella Polar, es decir, el polo norte celeste, pero la estrella Polar no estaba. El polo norte celeste estaba cerca de Vega, en la constelación de Lira, no en la estrella Polar ¡El eje de la tierra había cambiado! El movimiento del eje de la tierra se mueve, describiendo un cono de 47º cada 2600 años, es lo que se llama el movimiento de precesión. Vega distaba, según el telescopio, 51º de la Polar.

Con la cara descompuesta soltó el telescopio, que cayó al suelo. El eco del golpe resonó en las montañas. El pueblecillo no se veía. Empezó a comprender. Todo tenía sentido: El eje de la Tierra había cambiado, las estaciones estaban cambiadas, la Luna estaba más cerca de la Tierra, su reloj se había parado y el pueblo no existía, no existía… Una simple división le dió la respuesta ¡habían transcurrido 13000 años! ¡Estaba en el siglo CL!

22 agosto 2006

Le Chasseur d'Etoiles. Parte 09

Lo que había pasado no podía ser un sueño. Estaba claro que había vuelto a la llanura. El dolor de cabeza le seguía atormentando. El aire ya no era fresco, más bien cálido y húmedo, con un ligero aroma a madera podrida. A su izquierda seguía su telescopio. Miraba al eterno firmamento, impasible a todo lo que él había sufrido. Su objetivo, impasible también, seguiría donde lo dejó, apuntando a Andrómeda. Él desde el suelo, miraba a su reflector, en su trípode, señalando como Colón hacia el Nuevo Mundo de las estrellas. Se fijó en su reloj y vio que estaba parado a las 4:00 a.m. U.T. lo que aumentó su inquietud, aquello no había sido un sueño, era la hora a la que sucedió todo, la hora a la que estaba viendo Andrómeda, lo recordaba, la hora del terror. Su reloj se había congelado en aquel momento.

Las luces del pueblo se habían apagado, no había más claridad en el cielo que la de un tenue resplandor tras unas montañas del horizonte que no recordaba, o quizás sí. Le seguía doliendo la cabeza y no quería pensar.

Sentado en el suelo pasó sus manos sobre la cabeza. Maldita afición por las estrellas la que había desembocado en aquella pseudo-pesadilla. El resto de los mortales estaría durmiendo, soñando quizás en sus anhelos, indiferentes a los misterios del cosmos. Nunca tuvo esa seguridad y se sentía incapaz de tenerla. Envidiaba a los que formaban un hogar, a los que no sabían tanto como él, y sin embargo tenían esa tranquilidad que da la ignorancia, a los que se despiertan con un abrazo, a los que tienen el asideros de los consuelos humanos. ¿Por qué no se buscaba una novia como sus amigos? Quizás necesitaba afecto en vez de respuestas ¿Por qué un muchacho joven estaba a esas horas en una llanura? Un vacío se apoderó de su alma, experimentó la angustia de la que hablaba Schopenhauer. La estrellas no eran más que el noúmeno, la representación del deseo de vivir, nada más. Por primera vez las vio como el narcótico que hipnotizaba su realidad solitaria, el tiovivo que lo alejaba de su mundo y que no llevaba a ningún sitio más que al lugar de partida.

“… Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tenga tanta fe que traslade las montañas, si no tengo amor, no soy nada” (S. Pablo, S. I dC)


Su fe se tambaleó, y arropado por la roca de la llanura se encogió, y volvió a mirar las estrellas, y brotaron dos lágrimas como dos estrellas fugaces.

Las estrellas lo seguían mirando, como lo habían estado mirando toda la noche, como miraban a otros cazadores y como llevaban mirando a la humanidad desde siempre.

Capella, estrella de primera magnitud, la cuarta más brillante del Hemisferio Norte, se reflejó en sus ojos húmedos. Estaba en la constelación del Auriga, un gran pentágono en el cielo cuyo origen no está muy claro. La mitología griega apuntaba al carro de oro de Poseidón, sin embargo en los mapas celestes más antiguos aparece una extraña figura de un hombre sentado con una cabra en sus brazos. Quizás se deba a que Capella en latín signifique cabra, y tenga que ver con el mito de que Zeus fue amamantado por una cabra. No lo quería saber ni le importaba.

Siguió mirando al horizonte: El Auriga, y después Perseo, el valiente guerrero que cortó la cabeza de Medusa y rescató a Andrómeda, sí estaba allí, a su lado, con sus padres Cefeo y Casiopea… Capella, el Auriga, Perseo y… ¡Andrómeda! ¡Andrómeda estaba en el horizonte! ¿Andrómeda en el horizonte? Su cara se volvió aún más pálida.

¿Hacia dónde apuntaba entonces el telescopio?

17 agosto 2006

Cine: "Tiovivo c.1950"



Hoy el día está nublado, está lloviendo, y me ha venido a la memoria esta entrañable película de José Luis Garci sobre la vida en el Madrid de los años 50. Es tierna, nostálgica, y retrata muy bien la sociedad de la época. Bueno, un servidor no existía por aquellos entonces, pero no es muy distinto de lo que me imaginaba al leer las novelas de Unamuno, Cela o Baroja.

La película en sí, no tiene argumento, son varias historias sobre la supervivencia, la economía, la pasión y la creatividad de aquellas gentes; y sus historias, sus romances, su vida en asuntos cotidianos: el banco, los toros, el trabajo, la parroquia, la mendicidad… Creo que refleja bastante bien la sociedad de entonces sin caer en los tópicos sobre España de siempre.

El reparto es genial, lo mejor de nuestro cine: Fernando Fernán-Gómez, Alfredo Landa (en su papel está magistral), Andrés Pajares (aquí no sale de persigue-faldas), Antonio Dechent, Ramón Langa (el que dobla a Bruce Willis), Agustín González (me encanta), Enrique Villén, Francis Lorenzo… y muchos más. Son actores, algunos, no muy conocidos porque no han estado bien dirigidos, pero que aquí, ponen de manifiesto su capacidad interpretativa. Sí que hay que decir que, en mi opinión, algunos actores no dan la talla. Tiene algún toques surrealistas y otros bastante cómicos. La ambientación es muy buena, y la fotografía genial. La banda sonora es preciosa, sobre todo en la parte de los créditos.

Para los que hayáis visto “Ninette” (es la misma productora) veréis que se repiten los actores y los decorados, y para los que sigáis a Garci, decir que está muy en su línea, al estilo de “You’re the one”

En fin, es que me gustan las películas de Garci, y creo que ésta puede ser el acompañante ideal de una tarde de lluvia y de unas buenas palomitas.

Nota personal: 7


Corrían muy malos tiempos,
pero vistos a distancia
quizá fueran los más nuestros

(Manuel Alcántara c.1950)

16 agosto 2006

Le Chasseur d'Etoiles. Parte 08

Su cuerpo se volvió entonces luminiscente, de un tono rojizo, y se empezó a estirar como un elástico hasta triplicar su tamaño, y su grito se volvió cada vez más grave y ronco hasta hacerse el silencio.

Ya no había nada, ni siquiera oscuridad, quizás fuera la Nada de la que hablaba Ende, sin embargo él estaba ahí, su conciencia e identidad seguían existiendo. Lo que quedaba era su componente espiritual, su alma. Como hombre sin cuerpo, estaba mutilado, y aún así, seguía existiendo. Por supuesto, era incapaz de realizar las funciones que precisan de la fisiología humana, como pensar y percibir, propio de un sistema nervioso, neuronal y sensorial del que él carecía, mas conservaba las facultades del alma, que son la inteligencia, voluntad e identidad absoluta, aunque esto último habría que matizarlo.

Como espíritu, no podía percibir el paso del tiempo, ni el vacío, ni el silencio… nada, no había nada.

Una fuerte sacudida hizo estremecer sus sentidos anulados, un grito sonó, esta vez más fuerte; hubo confusión, calor y destellos durante un tiempo indeterminado. Volvía a tener cuerpo, un cuerpo amorfo que era incapaz de controlar. Lo atormentaba un agudo dolor de cabeza, una terrible sensación de angustia y un mareo que le produjo arcadas vacías. Su sentido de la orientación estaba afectado, y el verse en pie y creer estar cabeza abajo le produjo aún más ansiedad. Su sistema motor no reaccionaba a los impulsos de su cerebro, y no conseguía más que retorcerse por el suelo. Las sinapsis neuronales estaban alteradas, su cuerpo, además de deformado, no reaccionaba, no funcionaba. Le vino un sentimiento de vértigo, como si todo se moviera en torno a él a gran velocidad cuando en realidad no había nada. Gritó, gritó y gritó, y su boca sólo producía espumarajos. Un pinchazo en la espalda indicó que su corazón había dado el último latido. Su cara desfigurada era la imagen misma del terror. Ahora sentía frío, un frío que se podría decir infernal… Y todo desapareció.


De nuevo silencio. Se oía latir un corazón, quizás fuera el suyo, que le trajo un poco de paz. No quería pensar, pero supo que tenía nuevas impresiones en su cerebro. Junto a sus recuerdos, había nuevos registros: imágenes, pensamientos, comocimiento, sentimientos, situaciones… lo supo, mas no quiso pensar.


Y ahora, si estaba en lo cierto, la pregunta correcta no era dónde había estado, sino cuándo.

12 agosto 2006

Pequeña pausa

Hola a todos los que le echáis un vistazo periódicamente a este blog. Llevo un tiempo sin escribir, es cierto, no estoy de vacaciones, más bien al contrario. Tengo material preparado para poner aquí, pero quizás no sea lo más indicado en este momento. Circustancias externas me han robado la inspiración. Tengo muchas ideas en la cabeza y no soy capaz en estos momentos de articularlas en palabras para poder transmitiroslas.

Muchas gracias por vuestros comentarios, es lo que me anima a intentar recuperar la inspiración.


28 julio 2006

Le Chasseur d'Etoiles. Parte 07

No supo decir cuánto tiempo estuvo así, pero sin saber cómo, se encontró flotando en una inmensidad oscura, y rodeado, aunque de forma más sutil, por aquella neblina rosada y verde que lo había estrujado anteriormente. Había perdido el sentido de la orientación, no había gravedad, y la única referencia que tenía para establecer su orientación espacial eran las corrientes de aquel misterioso efluvio que parecía cambiar de densidad a voluntad y tener vida propia. Miles de puntos brillantes acompañaban al gas, enrollándose a su alrededor y haciendo un movimiento rotacional parecido al que realizan las partículas en un atractor de Lorentz. La nube se extendía hasta donde la vista no alcanzaba a ver. Era, así digamos, como una especie de cilindro vaporoso, con el diámetro de diez hombres puestos unos encima de otros que se ondulaba como un dragón, y que se movía en el espacio como lo hacen las serpientes marinas y esos ápodos de la familia de las murénidas. A ratos, se movía a una velocidad de vértigo, y otras veces disminuía su velocidad, pero nunca se le veía el fin. A veces, aquella neblina parecía revolverse para rodearlo con gran agilidad, quedando alrededor suyo un bucle de polvo brillante que se desvanecía lentamente como hacen las estelas que dejan las turbinas de los aviones.

No paraba de dar vueltas, de retorcerse, de subir y bajar, al igual que sus pensamientos, que se agitaban compulsivamente en su cabeza ante aquel mundo tan inexplicable.

¿Tendría aquello movimiento propio? ¿Tendría entidad en sí mismo? ¿Qué fuerzas misteriosas lo impulsaban? ¿Qué elementos componían su estructura? ¿Cómo había ido a parar allí? Estas y otras preguntas le fueron asaltando, a la vez que un temor cada vez más grande al sentirse inferior y a merced de un ser incomprensible, en forma de dragón cósmico-nebuloso, o en otra forma quizás, que no podía percibir y cuyas manifestaciones en el pobre mundo cuatridimensional de la existencia humana eran aquel polvo astral que circulaba y circulaba rodeado de pequeños puntos luminoso a gran velocidad por un espacio infinito.

Tras varios minutos, aquella corriente atravesó su mano, o su mano atravesó la corriente, y vio como ésta, sin dolor, se deformaba y se tornaba de un color rojizo, como un metal al rojo vivo ¡su propia mano! Primero, un gesto de espanto, y después, después comprendió dónde estaba.

20 julio 2006

Le Chasseur d'Etoiles. Parte 06

Una neblina empezó a subir por la falda de la montaña. Era una niebla blanquecina, que se distinguía de la oscuridad del paisaje. Tras unos minutos, la montaña quedó aislada, como un islote flotando en un mar de nubes luminiscentes. Estaba extrañado, no sabía qué era aquello, tan extraño y a la vez tan bello. ¿Sería acaso el limbo? Aquel mar parecía tener vida, y pronto distinguió pequeños remolinos, corrientes y turbulencias, de una especie de finísimo polvo rosado, con vetas verdosas a modo de vapores, y miles de puntos brillantes, no más grandes que un grano de arena. Se parecía al polvo interestelar que dibuja esos hermosos cúmulos luminosos multicolores de las galaxias. En medio, destacaban cinco puntos muy brillantes, tres blancos y dos más azulados, que se movían de un sitio a otro de forma caótica, a diferentes alturas, entre aquellas corrientes misteriosas.

No podía ser la aurora boreal, porque en aquellas latitudes no se daba, ni red-sprites, esas formas enormes rojizas que aparecen en el cielo durante algunas tormentas, a veces con forma de fuegos artificiales, y que comunmente se llaman duendes. No eran blue-jets, enormes chorros cónicos que surgen de las nubes hacia arriba a más de 20km, ni elfos, un hermoso fenómeno instantáneo que se ve desde las aeronaves y que consiste en un impresionante anillo de relámpagos a 100km de altura. Tampoco podían ser fuegos de San Telmo, ese fenómeno eléctrico que se da en las tormentas marinas, y que hace que se vean largas lenguas de fuego en el cielo que pueden durar varios minutos. No era nada eléctrico porque ya no olía a tierra mojada, que es el olor del Ozono que se gorma cuando las descargas eléctricas modifican la molécula del Oxígeno atmosférico… Pero entonces ¿qué era aquello?

La nube alcanzó la llanura, y lo envolvió. Estaba templada y no olía a nada. Cada vez era más espesa y más brillante. Fue entonces cuando tuvo miedo de verdad, cuando dejó de ver el suelo, el telescopio y su mochila, para sólo ver el polvo cósmico que lo rodeaba y lo estrujaba, de forma tan intensa, que oprimía todo su cuerpo. Los puntitos brillantes se deslizaban entre sus piernas y sus brazos, y después subían hasta su cuello, una y otra vez. En el silencio infernal, sólo se escuchaba su respiración agitada, su corazón excitado y sus quejidos de temor y angustia. Aquella masa galáctica se volvió tan fulgente que tuvo que cerrar los ojos. Se enrollaba más y más a su alrededor y empezó a sentir nauseas, cada vez le costaba más respirar porque tenía sus pulmones aplastados, se estaba asfixiando. Perdió el sentido de la orientación y no se dio cuenta de que aquello lo levantó del suelo. No podía moverse, sentía una enorme presión por todo su cuerpo, lanzó un grito espantoso que sonó ronco y entrecortado y que terminó con el último hálito de sus pulmones.


18 julio 2006

Auténtico

No me digas que eres tolerante cuando no toleras a los que no piensan como tú, ni que no tienes prejuicios cuando antes de conocerme me pusiste una etiqueta. No me digas que eres pacifista si no luchas por la paz, ni que eres apolítico, o que la política es para los corruptos; dime mejor que todo te da igual, y que no quieres complicarte la vida por los tuyos. No me hables en lenguaje de género ni me digas cosas políticamente correctas, porque entonces tú también serás un tópico.

No me digas que eres joven y que eres el rey de la fiesta, no me lo digas si no tienes ideales, ni inquietudes, si no tienes hambre de vida. Tampoco digas que eres joven si no quieres derribarlo todo y empezarlo desde cero, si no quieres cambiar el mundo, si no quieres ser héroe, no me digas eso si no te arde un corazón guerrero.

No me digas que vives la vida si nunca has visto de cerca a la muerte.

Decías que eras buena gente, legal, y no saludabas a los que no eran tus amigos. Aquellos pobres desgraciados, siempre eran culpables y no pensabas en que pudieron ser víctimas.

Te evadías escuchando tus mp3s y sólo fuiste capaz de amar a esa persona, por eso cuando se acabó lo vuestro, el mundo también se acabó. No fuiste capaz de amar a nadie más.

No me digas que eres libre porque te atan muchas cadenas ¿te las digo? Siempre son las mismas ¿es que no las ves? ni me digas que eres distinto, ni auténtico, porque sé donde ir para encontrar a más como tú.

(Continuará...)


10 julio 2006

Le Chasseur d'Etoiles. Parte 05

Sus temores no habían pasado, la noche se había vuelto aún más fría, y la brisilla le calaba en los huesos. Sacó de la mochila una manta polar que llevaba a propósito, porque en una montaña como aquella, por las noche, la temperatura podía caer hasta quince grados. Se tapó la cabeza con ésta, seguía asustado, y se reclinó sin querer hacer ruido, sobre unas grandes rocas que descollaban la llanura. Regazo maternal de la Naturaleza que acurrucaba a uno de sus hijillos curiosos.

El abrigo de las rocas estaba orientado al Este, donde se adivinaba el camino que lo había llevado a la planicie. Más calmado ya, con la cabeza aún cubierta, volvió a levantar la vista hacia la costelación de Andrómeda, y a su alrededor, vio la de Pegaso al Este, Perseo al Oeste, y Casiopea y Cefeo al Norte, ocupando un trozo grande del firmamento. Entonces, la quietud de la noche, el olor a tierra mojada, y esa especie de encantamiento que produce la luz de las estrellas, le hicieron evocar aquella historia…

La joven Andrómeda era tan hermosa como su madre, Casiopea, que junto a Cefeo eran los reyes de Etiopía. La reina solía presumir de su exótica belleza, llegándose a comparar incluso con las Nereidas, las ninfas del mar, las protegiadas de Poseidón, el dios de los mares. Estas se ofendieron y se quejaron contra Poseidón, que montó en cólera y mandó sobre Etiopía una gran inundación y un terrible monstruo marino, Cetus, para que acabara con los hombres. Perseo y Casiopea, asustados y sintiéndose culpables, consultaron el oráculo de Ammon, que les dijo que debían entregar su hija Andrómeda al monstruo, encadenándola desnuda en una roca junto al mar. Cefeo no aceptó, pero su hija quiso expiar la arrogancia de su madre, y voluntariamente aceptó el sacrificio.

Apareció entonces Perseo, en su caballo alado Pegaso. Volvía de matar a Medusa, la única Gorgona mortal, en cuya cabeza y cintura se enroscaban serpientes, y todo aquel que la miraba, quedaba convertido en piedra. Cuando Perseo vio a la hermosa Andrómeda encadenada, bajó a la roca y se enamoró de ella. Fue a hablar con Cefeo y Casiopea para pedirles la mano de su hija si mataba al monstruo marino. Perseo, junto con Pegaso lucharon contra Cetus, al que consiguió matar, convirtiéndolo en coral, tras enseñarle la cabeza de Medusa que llevaba guardada en una alforja. Liberó así a Andrómeda, que rehusó casarse con él porque ya estaba prometida con Agenor. Perseo luchó contra él y contra su ejército, al que acabó petrificando con la cabeza de la Gorgona. Tras esto, se casaron felizmente, y tuvieron seis hijos. A su muerte, Atenea situó en el firmamento a Andrómeda, entre Perseo y su caballo Pegaso, y encima a sus padres, los Reyes Cefeo y Casiopea.

Todavía hoy, se pueden ver en el cielo, en las noches de Agosto uno de los espectáculos más hermosos que nos pueden regalar la naturaleza, las Perseidas, en honor a los hijos de Perseo, una preciosa lluvia de estrellas fugaces: restos de un meteorito para los científicos, y miles de deseos para los románticos...

Y así, contemplaba las estrellas, y se le fue el temor, y tapado con la manta, siguió observando, mientras el aire volvía a ser freco, húmedo y mágico. Una sonrisilla se esbozaba en su rostro y un brillo estelar chispeaba en sus ojos.


06 julio 2006

Dos manos

Dedicado a todos los que leen este blog


Bajo un manto de estrellas
en la tierra de un pinar
pensando en las cosas bellas
contigo empecé a soñar.

Todo fue al mirar la Luna
eterna, bruñida, de nácar
y verla en el lago rielar
serena, embrujada, de plata.
Dos manos que se rozaron
y un fulgor en las miradas.
Dos miradas que detuvieron:
la Tierra cuando giraba,
el tiempo que transcurría,
y la brisa de madrugada.
Dos miradas que la Luna
convirtió en un cuento de hadas,
y así, las manos que rozaron
ahora están entrelazadas.

Las miradas siguen fijas,
ingenuas, puras, francas
y en la cara sonrisillas
alegres, cariñosas, turbadas.
El aroma de los romeros
desciende por las montañas,
y al bosque que espera en silencio,
no le hacen falta palabras.
Los ojillos que se miran
parece como que hablaran,
porque encima de un lago oscuro,
bajo una noche estrellada,
ha consagrado la Luna
dos almas enamoradas.

Espero que os guste este poemilla, para descansar un poco de los posts de cine y de “El cazador de estrellas”, aunque pronto volveré a la carga, no os libraréis de ellos tan fácilmente.

Cine: "Labyrinth"



Sí, sigo hablando de cine, esta vez sobre otra de las películas que marcó mi infancia y la de muchos de mi quinta, se trata de "Dentro del laberinto", dirigida por Jim Henson (Fraggel Rock, los teleñecos o muppets, Cristal Oscuro) coproducida por George Lucas (qué voy a contar) con David Bowie (que también hace de cantante) y Jennifer Connelly (Réquiem por un sueño, Dark water, Hulk, Una mente maravillosa) como actores principales. La calidad de la película es excelente, como todas las de la factoría Henson, llena de efectos especiales "manuales", la puesta en escena es sobresaliente, y los actores, incluyendo los muñequicos, son geniales. Sin embargo, por encima de todo esto, está la fantástica atmósfera del laberinto, en la que es fácil sumergirse, lleno de secretos, misterios, lugares mágicos, aventuras y seres extraños y divertidos. Bowie está en su papel, el Rey de los Goblins: algo malvado, enigmático y misterioso. Jennifer Connelly interpreta a Sarah, una muchachita egoísta, y soñadora cuya conducta se dulcifica al conocer a Hoggle, al gran Ludo o al valiente Dídimus, sus entrañables compañeros de aventuras, y que le muestran el verdadero sentido de la amistad y el compañerismo.


La película, que más bien es un cuento, es para fans de la oscarizada Connelly, para los seguidores ochenteros de David Bowie, para los incondicionales de los muñecos de Henson, para los coleccionistas de las producciones de George Lucas, y para todos aquellos que, sin importar la edad, siguen teniendo algo de niños.

Nota personal: 9

01 julio 2006

Le Chasseur d'Etoiles. Parte 04

La noche seguía siendo fresca y húmeda. El cielo era todo una inmensidad de estrellas. Después de montar el telescopio, había que calibrar la montura, que en su caso era de las que se conocen como ecuatoriales. Para ello tuvo que nivelar la base de rotación y después, tras apuntar "a ojo" el eje de ascensión recta a la Polar, equilibrar el tubo con las contrapesas. Todo esto lo hacía con experiencia y meticulosidad, y así lo demostraba su mirada concentrada hacia los engranajes y las escalas, y su ceño ligeramente fruncido. Soltó los frenos de los ejes y no observó ningún tipo de balanceo, por lo que se dispuso a orientar el eje de ascensión recta exactamente al polo norte celeste. Esta última tarea era la más importante porque hacía más sencilla la operación de seguimiento, que en este caso, sólo necesitaba el uso de un eje. Quería observar la gran Galaxia de Andrómeda, visible a simple vista como una débil nubecilla. Es una de las Galaxias que está más cerca de nosotros, a unos 2 millones de años luz, por lo que la luz que recibimos de ella, salió de allí cuando los primeros homínidos habitaban la Tierra. Este pensamiento, el origen del Universo y de los hombres, bajo aquel firmamento imperturbable le produjo un sentimiento de temor ante lo desconocido, ante la eternidad, y hacia el más allá. Un airecillo fresco penetró en su ropa, sus pupilas se dilataron aún más y miró a su alrededor. Toda la llanura estaba a oscuras, vio las luces del pueblo a lo lejos y pensó de nuevo que alguien pudiera subir al monte donde él estaba. Se quedó quieto por un instante, no se oía nada, nada, era un silencio de ese que dicen que es ensordecedor, y la visión de su entorno no era más que la dada por la misteriosa luz de las estrellas, unas estrellas que habían visto cambios, catástrofes, guerras y los primeros pasos del hombre sobre su planeta. Habían visto las glaciaciones, la extinción de los dinusaurios y la creación de la vida. ¿De cuántas cosas más serían testigos? ¿Qué nos querrían decir? Seguía oliendo a tierra mojada, y tenía miedo a lo desconocido.

29 junio 2006

Cine: "The Neverending Story"



...para cualquiera que haya soñado alguna vez.


Así dice el cartel de "La historia interminable" todo un clásico de los que tenemos más de veinte años. Es una extraordinaria película de aventuras con gnomos, duendes, dragones, gigantes come-piedras, ciénagas tenebrosas, desolados desiertos, montañas nevadas y un mundo de fantasía que se mezcla con la realidad a través de un libro muy especial. La película es muy entretenida, con una buena banda sonora, y además de disfrutar con las aventuras de Atreyu, se nos recuerda cómo encontrar el mundo de la fantasía, a veces tan olvidado, porque hoy en día se lee poco y mal (en mi opinión).

Tras ver la película he recordado las tardes de verano que se pasaban volando leyendo "El Señor de los Anillos" en la piel de los hobbits, seducido por el poder del anillo, viajando a través de las misteriosas minas de Moria, perseguidos por los orcos, o elBalrog, luchando en el abismo de Helm o en las pacíficas y hermosas tierras de Lorien. O esas otras tardes viajando con el capitán Nemo desentrañando los misterios del Nautilus por los mares helados del Sur, rompiendo los icebergs con su espolón, o en medio de una terrible tormenta eléctrica tropical, buscando tesoros hundidos, atravesando el paso subterráneo de Suez por las oscuras aguas del mar Rojo. Teletransportarnos de la mano de Isaac Asimov a Trántor, y vivir la caída que predecía la psicohistoria del Imperio Galáctico. Y sobre todo, las desgraciadas y divertidísimas aventuras de Don Quijote y Sancho Panza, su amada Dulcinea, el bálsamo de Fielabrás, los molinos de viento, los pellejos de vino, las posadas, los galeotes y los diablilllos y encantamientos.

Vamos, que tal como llevamos el ritmo de vida, no hay que dejar que la imaginación se atrofie. Atrevernos a coger con frecuencia en un buen libro de aventuras, y durante un rato (que parecerá eterno) viajar con sus protagonistas a esos lugares mágicos que sólo nuestra imaginación nos puede mostrar. ¡A leer!

Nota personal: 8

Os dejo el video-clip de la BSO de "La historia interminable"




27 junio 2006

Cine: "Electric Dreams"

hello
hello
is this a story?
yes
what type?
fairytale for computers
name?
ELECTRIC DREAMS


Así comienza esta encantadora película, un cuento de hadas de computadores. Sí, hoy toca hablar de cine, y aunque me gustaría que el primer post de esta temática, fuera de un película más conocida o de más calidad, quiero comenzar con "Sueños eléctricos" que es una de mis favoritas, porque la vi siendo un enano, y creo que junto con "Juegos de guerra" despertó mi interés por los ordenadores. Entonces no sabía como se llamaba, pero hace poco volví a topar con ella, y en este último año, la he visto varias veces.

Es algo antigua (1984) y trata sobre un triángulo amoroso entre un joven arquitecto (Miles), una bonita violonchelista (Madeline) y un computador (Edgar). Tras un aparatoso accidente, Edgar, el ordenador de Miles, empieza a tomar consciencia de sí mismo, y empieza a sentirse atraído por la vecina de Miles, Madeline, al escuchar su violonchelo, lo demás, es mejor que lo veáis.

Aunque la calidad técnica deja algo que desear, y la puesta en escena se queda un poco corta (quizás por esto no sea tan famosa) la historia es sencilla, romántica, original y muy atractiva, como bien se autodefine al principio, un ingenuo cuento de hadas, pero con un ordenador de por medio. La banda sonora es lo mejor de la película, seguro que alunas canciones os suenan, en ella intervinen músicos y grupos de la época (Jeff Lynne, Giorgio Moroder, Culture Club...) Muy recomendada para los que les gusten las comedias románticas, los nostálgicos, los ordenadores, y sobre todo la música de los 80's.

Nota personal: 8



13 junio 2006

Le Chasseur d'Etoiles. Parte 03

Era una noche de Junio, y la pálida luna no manchaba de claridad la oscuridad profunda del firmamento. Su mirada se fue a Arturo, la estrella más brillante de la bóveda celeste, una gigante roja, en la constelación del Pastor o Boyero (guardián de bueyes). Recordó cómo en la mitología griega, Calisto era una ninfa, cazadora, del séquito de Artemisa, muy hermosa y con voto de castidad. Tal era su belleza y su pureza, que Zeus cayó enamorado de ella y para poder conquistarla, éste adoptó la forma de Artemisa, con la que entró en sus aposentos, la cautivó, y Calisto quedó embarazada. Artemisa se enteró de que había violado su voto de castidad, cuando vio salir a Calisto de su baño y le notó el vientre más hinchado de lo normal. Hera, la esposa de Zeus, también se enteró y maldijo a Calisto convirtiéndola en una osa. El hijo de Calisto, que se llamaba Arcas o Arturo, fue entregado por Zeus a Maya, la más mayor, bella y tímida de las siete Pléyades, para que lo cuidara. Arcas era un buen cazador, y un día salió a cazar osos. Sin saberlo, quiso matar a su madre, transformada en osa, que se escondió en el templo de Lykaios, en donde tenían prohibida la entrada los mortales, por lo que Calisto y Arcas fueron condenados a muerte. Para salvar a su hijo, Zeus los colocó en el firmamento, a Calisto en la constelación de la Osa Mayor y a Arcas en Bootes o Boyero (Arcturus significa El guardián del oso). Hera, no quedó satisfecha con esto, y se lo dijo a Tetis, diosa del mar, que fue su niñera, la cual maldijo a estas dos constelaciones e impidió que entraran en sus dominios, por lo que siempre estarían dando vueltas en el cielo sin ocultarse tras el horizonte.

Esas dos constelaciones eran de las llamadas circumpolares, lo que quiere decir que giran alrededor de la Polar, y son visibles toda la noche, sin ocultarse nunca. Esta noche, Arturo estaba casi en el cenit, y brillaba con más intensidad que nunca. El aire seguía siendo fresco y húmedo, y la paz, en lo alto de la llanura era imperturbable. Las estrellas habían salido todas, se fijó en la Osa Mayor, y después en Boyero, muy cerca de ella, como si la estuviera cuidando, y así, como soñando, continuó perdiéndose en el firmamento.


Imagen: Júpiter y Calisto, de François Boucher, 1744
Júpiter es Zeus en la mitología romana, al igual que Diana, que es la versión romanizada de Artemisa. La escena del baño de Calisto, se puede ver en el famoso cuadro de Rubens "Diana y Calisto"

11 junio 2006

Prólogo a un libro de poemas

La pluma que traza estos versos
gusta tenerlos en muy alta estima
pues con tinta y esfuerzo se crearon
mas algo hay que ella envidia de estas rimas
y es la vida que a unos toscos garabatos
les has dado con tu existencia infinita
porque no imita a ningún ser ideal
porque es real como la vida misma
porque iba en los sueños que he tenido
y en los que vivo desde que eras niña.

La pluma que traza estos versos
pinta en negro sobre la cuartilla
y no se explica que fue lo que pasó
entre tú y yo, para que ella escriba
sin vida estos collares de once perlas,
y es para que sepas, que poesías
en un día, se pueden hacer mil,
mas por ti, a quien van mis elegías,
amada mía, un solo verso digno
ni un siglo, para escribirte, bastaría.

Este es el prólogo-dedicatoria de un libro de poemas que escribí y que nunca salió a la luz (si algún editor lee esto y está interesado que me escriba xD) Como sigo sin tener tiempo, continúo poniendo aquí cosillas que tenía guardadas. Hasta la próxima!

06 junio 2006

Sindicación

He pasado un pequeño sustillo al permitir la sindicación en este blog, ya que parece que en algunos posts había entradas incompatibles para el protocolo atom, que es el encargado de crear el archivo .XML He tenido que retocar casi todas las entradas, pero al fin ha sido posible.

Todo esto de la sindicación consiste en un tipo de formato (.xml) que puede presentar un blog, y que sirve, entre otras cosas, para que sepáis cuando lo he actualizado sin tener que entar en la página. Los programas que leen este formato (atom, RSS, etc.) se llaman agregadores, muchos clientes de correo tienen esta funcionalidad, y si subscribimos una direccción (la añadimos a la lista de nuestro agregador) se nos avisará, como si de un correo electrónico se tratara, de que el blog en cuestión ha cambiado.

Os dejo más ayuda de Blogger ¿Qué es el feed de un sitio?

y la sindicación de mi blog: Feed Arpegios Thorkianos

30 mayo 2006

Después de un sueño

Si pudiera evocar aquel sueño ¡ay si pudiera! ¿Quién ordena nuestros sueños? ¿quién toma estos o aquellos pensamientos, ideas y percepciones para formar las cosas más bellas que se han podido sentir o las más horripilantes que el ser humano ha sido capaz de imaginar? Aquel sueño era vida, y la vida pesadilla y mal soñar; el despertar, agua fría. Cómo seré capaz de describir aquel sueño, si nunca sentí en la realidad ¿Eras tú? ¿Por qué no fue tu mirada indiferente? ¿qué te podía ofrecer lo que tenías delante? No sabes cuánto tiempo hace que no veo esa mirada... No había compasión, ni lástima, ni cariño, ni amistad, ni apego, sino amor libérrimo. ¿Puede acaso alguien describir la luz? ¿y la música? ¿y el calor? ¿Podré describir mi sueño algún día? No, creo que no. Que permanezca mucho tiempo en las sinapsis neuronales, que tarde en olvidarlo...

Salta la chispa en el agua
y la Luna que la pinta
desplegar su manto negro
nos envuelve con su cinta.
Cinta de plata y hielo,
de hielo, plata y nácar
Luna que guardas los campos
y que en la noche sacas
hermosura a los cuerpos
amor y querer a las almas.

Bueno, todo esto es algo que escribí hace tres años, y antes de tirarlo, he preferido colgarlo aquí por si a alguien le interesa. Con las clases y los exámenes no tengo mucho tiempo para escribir, así que iré tirando del montón de papelajos que tengo guardados ;)

21 mayo 2006

El Juego de la Vida

"El Juego de la Vida" es un autómata celular creado por Conway en los 70’s. Es un juego de cero jugadores en el que los resultados dependen sólo de la posición inicial de las células.

Descripción:

El tablero está dividido en infinitas casillas (posibles poblaciones) que pueden estar vivas o muertas. Una célula tiene 8 células vecinas a su alrededor. Pues bien, una célula muerta "vive" cuando tiene 3 células vecinas vivas, y una célula que está viva, se mantiene con vida sólo si tiene 2 ó 3 células vivas a su alrededor, en cualquier otro caso muere por soledad o por superpoblación. Esta regla se conoce como 23/3, aunque existen otras muchas que dan lugares a otro tipo de poblaciones: caóticas, desoladas, o en el caso de la regla 23/36 a lo que se conoce como HighLife.

La gracia de este juego, que se popularizó en los 80’s, además de que es un poco friki, está en que tiene unas reglas muy sencillas a nivel local o microscópico, pero presenta una enorme complejidad, variedad y riqueza a nivel macroscópico, global o emergente. Tal es así, que se puede configurar como Máquina Universal de Turing, lo que lo hace capaz de resolver cualquier problema computacional que se pueda resolver con un ordenador actual, incluso la simulación de sí mismo.

Se llama Juego de la Vida porque presenta propiedades de catálisis , transporte, estructurales, reguladoras, defensivas e informativas, capaces de simular las bases moleculares de la vida en nuestro planeta. Aunque hoy día no deja de ser un juego, con mucha teoría y estudio detrás, ha popularizado el estudio de otros autómatas celulares que parece que sí que simulan bien el comportamiento de las poblaciones emergentes. El estudio de este tipo de sistemas se usa en el estudio de dinámicas de fluidos (corrientes de líquidos, movimientos de gases, explosiones, flujos de temperaturas), etc. como alternativa a las ecuaciones diferenciales.

Patrones:

Existen varias figuras que presentan comportamientos característicos llamadas patrones:

Parpadeantes: Oscilan a lo largo del tiempo sin desaparecer.


Estáticos: figuras que permanecen fijas mientras no se alteren sus células vecinas


Móviles: Patrones que se van deslizando por la pantalla, el más sencillo es el glider formado por cinco células y cuya figura es hoy en día el símbolo universal de los hackers. Las más complejas se llaman spaceships o naves espaciales.


Civilizaciones:

Hay varias civilizaciones que presentan comportamientos peculiares:

• Guns (pistolas): Capaces de crear patrones móviles por sí solos.

• Generadores: Civilizaciones que crecen indefinidamente (Conway premiaba con 50$ a aquél capaz de crear un patrón que creciera cuadráticamente. Se encontraron varios)

• Mathusalenes: Patrones de vida que tardan muchas generaciones en dejar de expandirse para desaparecer o volverse estacionarios.

Como no quiero aburrir con el tema, que es muy interesante, lo dejaré por aquí, y prometo contar más cosas interesantes sobre los autómatas celulares otro día.

Os dejo el último mathusalen que he descubierto que se vuelve estacionario tras 5652 generaciones. Os recomiendo bajar algún programilla de simulación (gratuitos) , buscar en Internet y empezar a investigar ;)