22 junio 2023

Décima de la rosa marrón

Era una flor curiosa, 
con diez pétalos marrones, 
dos espinas como arpones, 
y olor salado de rosa. 
Broza loca caprichosa,
negra, crespa, enmarañada; 
de la seda bien peinada,
contrapunto a su reflejo 
que espabila el marmolejo
y al final queda la nada.

Soneto del hipócrita

Quería pensar que es algo del sueño, 
del exceso de trabajo cada día; 
de no estar bien, de la falta de alegría. 
O del futuro, que es poco halagüeño. 

Me hace, triste, fruncir el ceño: 
y reír, sí, con sonrisa vacía. 
Con talante y postura sombría 
como si de nada fuera ya el dueño. 

Hipócrita busco en los placeres: 
«Como siempre» —sé— llegarán a nada; 
y, solo, me esconderé de otros seres. 

No te engañes ni otra cosa esperes: 
cansada está tu alma anquilosada 
de tanto intentar ser lo que no eres.

25 mayo 2022

Mετάνοια

Ahí está. Huelo su fragancia, lejos aún, pero no la disfruto; la ansío, pero no me toca. No quiero forcejear. Mil veces forzada, ha escapado de mis manos como un pez resbaladizo dejando una sombra de soberbia y pesar. Sé que no es una conquista, sino un don libérrimo. Reclamarla no puedo, pero... ¿he de hacer algo?

La siento y me gusta, me gusta mucho ¡muchísimo! Cuando oigo de ella, resuenan ecos en mi alma por todos los rincones, incluidos los más escondidos y enfermos. Su melodía es armoniosa para los sentidos: es luz, paz y fuerza. Creo que es la armonía más perfecta. Mi corazón me dice que estoy hecho para eso, aunque a veces desee huir. Cuando leo a los que la encontraron, mi ánimo arde. ¡Es fuego! ¡El más abrasador que jamás he visto!

En cambio, me poseen las sombras... o yo las poseo a ellas. Una existencia de ilusiones vacías, de engaños aparentemente inocuos, de apariencias efímeras y de sueños. Sirenas. Pisadas sobre barro y alguien que me sostiene, pero a veces me suelto y me dejo hundir. El fango es agradable en cierto modo: no es frío ni caliente, ni demasiado duro ni demasiado blando. Tapa las imperfecciones, homogeniza, y, sobre todo, atenúa cualquier despunte de grandeza o de miseria, y eso, a veces es lo mejor. 

Una comida deliciosa, una conversación amistosa o una bella puesta de sol que se interrumpen por un tono de llamada... ¡briiip! ¡briiip! «Dígame». En el barro no se está tan mal.

31 marzo 2022

El orden de las cosas

Una narración suele discurrir a lo largo de un flujo lineal: nace en los acontecimientos más lejanos en el tiempo, se justifica allí, y atraviesa todos los episodios hasta alcanzar —paulatinamente— los más recientes a modo de lección. Algunas veces, las narraciones no son estrictamente lineales, sino que se permiten licencias como los flash-backs o incluso se admiten múltiples líneas narrativas que se cruzan en momentos clave. Sin embargo ¿Ocurre lo mismo cuando recordamos nuestras experiencias? ¿evocamos los acontecimientos con mecanismos de “avanzar” y “rebobinar”? Propongo una serie de estrategias alternativas de tematización que pueden hacer más interesante la narración de una serie de recuerdos como un viaje, un cambio de ciudad, o simplemente, una mirada al pasado. 

15 enero 2022

Salmo 256

1Se oye un grito que tildan de injusto, dramático e inmaduro. Nadie sabe, en cambio, que nace de un corazón. Entregó su imperfección rota, y rota le fue devuelta. Lo anunció, lo defendió y profundizó en él: lo hizo conocer y amar; y él, lo abandonó.

2¿Por qué lo haces? Me has entregado al enemigo.
3Cualquier agrado es mejor que este yermo frío, gris y solitario,
donde abunda la corrupción y criaturas enloquecedoras me acechan.
4¿Cómo pueden estos labios resecos rechazar un bálsamo?

5Aquí no hay nada, tampoco esperanza.
6Esta tierra dura sólo acoge las cuatro semillas que me quedan:
enfado, hambre, soledad y cansancio.
7¿Qué terrible planta brotará en este infierno?

8Sólo tú lo sabes y sólo tú lo permites.
9Me entregué a tus cuidados cargado de esperanza… y mira:
10otro se hizo cargo de mí,
11me abandonaste.

12¿Por qué lo permites? ¿Por qué me has abandonado?
13Desde entonces, me he convertido en gusano.

14Puedes crear de la nada, tienes el poder de la vida y de la muerte.
15Venciste al mal… o eso nos contaron.
16Y, heme aquí llorando.
17¿Dónde está tu poder?

18El enemigo es poderoso,
19su fuerza está patente.
20Hoy no veo la tuya
21¿serían ilusiones las de ayer?

1Actualizar, actualizar, actualizar… no hay nada.
Silencio.

22El mundo gira sin ti.
23No estás en las sonrisas de los niños,
24ni en las mentes de los hombres alegres.
25Nadie te recuerda, ni siquiera para negarte.

26Mi llanto roto es inútil,
27soy como un fantasma.
28Quise ser niño porque tú me lo dijiste.
29Pero ¿cómo?

30¿Quién no acude a la llamada angustiada de un hijo?
31Tú mismo lo dijiste.
32Pero mi voz se pierde en las simas del páramo,
33en los abismos de la tierra.

34El viento es frío, no paro de temblar.
35Prefiero una llama falsa, pero calor;
36las gentes falsas, pero compañía;
37los tubos de neón, pero luces.

38La ficción a la verdad desolada,
39lla cárcel contra el duro destierro,
40las risas falsas al silencio mortecino.
41¿Por qué me abandonaste?

27 diciembre 2021

Volver la vista atrás

Mirar hacia atrás es, en algunos casos, una invitación a la nostalgia y al recuerdo envuelto en mil sentimientos; pero también puede sear algo muy distinto.

01 mayo 2020

El viento y el campesino

El viento del norte le provocó un escalofrío. El anciano campesino no supo —o no quiso— adaptarse, así que su búsqueda se volvía más inútil a cada paso. Perdido, anduvo por innumerables caminos, porque si algo sabía hacer, era caminar. Oyó voces y ruidos, vio sombras y destellos, pero no aparecía su destino.

La tierra lo llamaba y no le quedó más remedio que darse la vuelta… o asumir una muerte solitaria, junto al camino. La locura de perseguir un sueño imposible le había arrebatado la vida y las fuerzas. «¡Sal!», le decían. «Vete de aquí, viejo; y déjanos en paz. Este no es tu sitio». No lo era.

El viento del norte, que barría las tierras conocidas y las ignotas, se le clavaba en el corazón.

27 enero 2020

El mar que llama

La mar está tranquila;
la lluvia menuda ha atemperado la superficie
que refleja plomiza el gris de las nuebes allá en lo alto.
Es un gris cálido, un poco dorado.
A la vista hay pequeños botes de pescadores,
a lo lejos me esperan de vuelta las piedras de la playa solitaria
y en el infinito, la línea donde unen la tierra y el cielo.