19 enero 2007

Mejor ser humildes



Por si alguien ha seguido al "cazador de estrellas"
  • Sirio es la estrella más brillante visible desde la Tierra, y es de las estrellas más cercanas a nosotros. Está en la constelación del Can Mayor, y de ella se habló en Orión.
  • Póllux es la principal estrella de Géminis. De ella no se ha hablado nada... (por ahora)
  • Arturo es la cuarta estrella en brillo de la noche. Está en la constelación de Bootes o el Boyero, y de ella se habló en Le Chasseur d'Etoiles.
  • Rigel es actualmente la estrella más brillante de la constelación de Orión. Es una supergigante blanco-azulada, y su brillo es tal, que ilumina el polvo galáctico de la constelación "cabeza de caballo". Apareció en Orión.
  • Betelgeuse: es la principal estrella de Orión, ahora es menos brillante que Rigel porque ya se vio que su brillo era variable. La estrella se está agotando, y por tanto, explotará dentro de poco (en unos miles de años). Se habló en Le Chasseur d'Etoiles y en Orión.
  • Antares: otra de las más brillantes y fáciles de identificar. Está en Escorpio. (¡Vaya! todavía no hablé de ella).
  • My Cephei está en la constelación de Cefeo, y de esta constelación se habló en Le Chasseur d'Etoiles.
  • VV Cephey también pertenece a Cefeo. Es una estrella binaria, eso quiere decir que hay dos estrellas girando una alrededor de la otra cada con un periodo de 20 años. Una de ellas es la grandota, la otra es apenas diez veces nuestro Sol.

Hay otra estrella más conocida y más grande que todas estas, y supongo que no la han puesto porque es un poco rara y no se sabe bien si es estrella o un tipo de nebulosa ultra-densa. Es VY Can Mayor, y está en la constelación del mismo nombre.

Me despido con unas palabras de William Anders, tripulante del Apolo 8, la primera vez que se vio la cara oculta de la Luna, y tomó esta famosa imagen.

Resulta paradójico, pero nuestra misión consistía en estudiar la Luna, y sin embargo, creo que ha sido un mayor avance, ayudar a la humanidad a comprender el papel de la Tierra en nuestras vidas y en el universo. Te das cuenta de que la Tierra es tan insignificante como un grano de arena en la playa... pero es nuestro hogar [...] Me maravillaron sus colores y su pequeñez, sentí que debíamos unirnos con nuestros hermanos de otros países para preservar este pequeño y frágil planeta.



01 enero 2007

Orión

En estas noches de invierno, se dejan ver en el cielo tres estrellas muy brillantes a las que se les suele llamar las tres Marías o los tres Reyes Magos, aunque sus verdaderos nombre son Mintaka, Alnilam y Alnitak, y forman el cinturón de Orión, una constelación con forma de cazador empuñando una espada. Estas dos últimas son supergigantes azules que terminarán sus días como estrellas de neutrones. En el hombro de Orión, se encuentra Betelgeuse, una supergigante de primera magnitud que cambia de color en ciclos de 6 años. En la constelación de Orión se encuentra la Gran nebulosa de Orión, la nebulosa más brillante del firmamento, situada en una colorida nube de gas y polvo galáctico llamada Nube de Orión que contiene entre otras, la también famosa nebulosa de Cabeza de Caballo.

Cuentan que había un pobre pastor llamado Hirieo al que fueron a visitar, disfrazados: Zeus, Hermes y Poseidón. Era muy generoso, y sacrificó para sus desconocidos invitados el buey más hermoso de la manada. Los dioses le preguntaron qué era lo que más deseaba. Hireo, tras un suspiro, les dijo, que lo que más le hubiera gustado, es tener un hijo, pero que nunca conoció mujer, y que ahora, estaba viejo e impotente. Los dioses le dijeron que enterrara la piel del toro que había sacrificado, y que orinara sobre ella Y así, en premio a su generosidad, nueve meses después nació un niño en aquel sitio al que llamó Orión, que significa “el que orina”.

Orión fue un magnífico cazador. Se decía que era tan grande que las aguas del mar no podían cubrirlo ni aun en sus fosas más profundas. Su habilidad era tal, que fue recibido en el palacio del rey Enopión, y allí, se enamoró de su hija, la princesa Mérope, que no correspondió a su amor. Orión entonces se emborrachó y forzó a la princesa. El rey enojó y pidió venganza a Dionisos (alias Baco, dios del vino) el cuál mandó a unos sátiros para acabar de emborrachar a Orión y sumirlo en un profundo sueño, momento que aprovechó Enopión para sacarle los ojos y que nunca más pudiera ver a Mérope.

Orión, ciego y abandonado en una playa, siguió los sonidos del martillo de un cíclope, y llegó a la isla de Lemnos, donde encontró la forja de Hefesto, el dios del fuego y de la fragua, quien le cedió a Cedalión para que lo acompañara. Caminó mucho tiempo con el muchacho, por tierra y mar hasta que llegó al final de los océanos, donde vivía Eos, diosa titánide de la Aurora, que se enamoró de él, y pidió a su hermano Helios, el Sol, que le devolviera la visión. Y así fue.

Orión recuperó la vista y realizó muchas hazañas en su vida hasta que le picó un pequeño escorpión y murió. Los dioses se apiadaron de él y lo colocaron en el firmamento, junto al río Eridiano con sus con sus dos perros de caza (can mayor y can menor) y alejado del escorpión (Escorpio, en el lado opuesto del firmamento) Junto a Orión también están las Pléyades en Tauro, hermanas de Mérope, a las que también persiguió, y es que, debió ser un buen mujeriego.

Si alguien se asomó al cielo hace un par de semanas y se fijó en Orión, posiblemente tuviera la oportunidad de pedir un deseo a alguna de las estrellas fugaces que lo atravesaron, gracias a las Gemínidas, una lluvia de meteoros con la radianate en Géminis, al norte de Orión.