01 enero 2007

Orión

En estas noches de invierno, se dejan ver en el cielo tres estrellas muy brillantes a las que se les suele llamar las tres Marías o los tres Reyes Magos, aunque sus verdaderos nombre son Mintaka, Alnilam y Alnitak, y forman el cinturón de Orión, una constelación con forma de cazador empuñando una espada. Estas dos últimas son supergigantes azules que terminarán sus días como estrellas de neutrones. En el hombro de Orión, se encuentra Betelgeuse, una supergigante de primera magnitud que cambia de color en ciclos de 6 años. En la constelación de Orión se encuentra la Gran nebulosa de Orión, la nebulosa más brillante del firmamento, situada en una colorida nube de gas y polvo galáctico llamada Nube de Orión que contiene entre otras, la también famosa nebulosa de Cabeza de Caballo.

Cuentan que había un pobre pastor llamado Hirieo al que fueron a visitar, disfrazados: Zeus, Hermes y Poseidón. Era muy generoso, y sacrificó para sus desconocidos invitados el buey más hermoso de la manada. Los dioses le preguntaron qué era lo que más deseaba. Hireo, tras un suspiro, les dijo, que lo que más le hubiera gustado, es tener un hijo, pero que nunca conoció mujer, y que ahora, estaba viejo e impotente. Los dioses le dijeron que enterrara la piel del toro que había sacrificado, y que orinara sobre ella Y así, en premio a su generosidad, nueve meses después nació un niño en aquel sitio al que llamó Orión, que significa “el que orina”.

Orión fue un magnífico cazador. Se decía que era tan grande que las aguas del mar no podían cubrirlo ni aun en sus fosas más profundas. Su habilidad era tal, que fue recibido en el palacio del rey Enopión, y allí, se enamoró de su hija, la princesa Mérope, que no correspondió a su amor. Orión entonces se emborrachó y forzó a la princesa. El rey enojó y pidió venganza a Dionisos (alias Baco, dios del vino) el cuál mandó a unos sátiros para acabar de emborrachar a Orión y sumirlo en un profundo sueño, momento que aprovechó Enopión para sacarle los ojos y que nunca más pudiera ver a Mérope.

Orión, ciego y abandonado en una playa, siguió los sonidos del martillo de un cíclope, y llegó a la isla de Lemnos, donde encontró la forja de Hefesto, el dios del fuego y de la fragua, quien le cedió a Cedalión para que lo acompañara. Caminó mucho tiempo con el muchacho, por tierra y mar hasta que llegó al final de los océanos, donde vivía Eos, diosa titánide de la Aurora, que se enamoró de él, y pidió a su hermano Helios, el Sol, que le devolviera la visión. Y así fue.

Orión recuperó la vista y realizó muchas hazañas en su vida hasta que le picó un pequeño escorpión y murió. Los dioses se apiadaron de él y lo colocaron en el firmamento, junto al río Eridiano con sus con sus dos perros de caza (can mayor y can menor) y alejado del escorpión (Escorpio, en el lado opuesto del firmamento) Junto a Orión también están las Pléyades en Tauro, hermanas de Mérope, a las que también persiguió, y es que, debió ser un buen mujeriego.

Si alguien se asomó al cielo hace un par de semanas y se fijó en Orión, posiblemente tuviera la oportunidad de pedir un deseo a alguna de las estrellas fugaces que lo atravesaron, gracias a las Gemínidas, una lluvia de meteoros con la radianate en Géminis, al norte de Orión.


3 comentarios:

Unknown dijo...

*-*
Me encanta la mitología, qué lástima que no sepa mucho de ella, pero por suerte para eso estás aquí =D
jaja
Y gracias, me hacía falta leer algo así para atrapar la inspiración que se me iba de las manos, en algo que tengo rondando en mente desde hace unos días =P
Cary se pondrá a escribir xD

Katerina Ivanovna dijo...

Bueno, si quieres puedes escribir tus comentarios en espanol y yo los voy a entender en nuestro blog :)

Cuidate,

Verena Sánchez Doering dijo...

precioso, Orion logra siempre encantar
y tu logras haces volar
si amigo es un pausa
quedan los otros blogs mientas
tambien estoy cerrando solo sueños
asi que cuando menos lo piense te aviso de Fragmentos pero no te pierdas ers un lindo amigo
mil besitos y una linda semana



besos y sueños