28 septiembre 2006

Viaje al subsuelo. Parte 01

El sol dibujaba sus rayos a través de las frondosas arboledas vetustas. Entre la húmeda niebla del lago, querían acariciar el cristal de la superficie, mansa, tranquila y misteriosa. No había tierra, ni fango, ni lodo, ni arena, sólo la roca poderosa se atrevía a cobijar aquel paisaje mágico. Enclavada en la profundidad de un valle, y rodeada de altas y recias murallas calizas, emergía frente al lago místico, aquel formidable bostezo de la tierra. La oscura cavidad, contrastaba con la atmósfera bucólica del exterior e invitaba a penetrar en las profundidades de la naturaleza, en un mundo oscuro, desconocido y misterioso.

Cuando atravesamos, muy temprano, las vasta abertura, sorteando pequeñas pozas a través de grandes bloques de piedra desprendida, empezamos a ver, en el techo, a más de 40m de altura, cientos quizás, de aves del orden de las columbiformes, que suelen establecer sus colonias a la entrada de cuevas, y alfombran el suelo de plumón y palomino que disuelve poco a poco la roca. Al atardecer, en cambio, lo que se observa, es un incesante flujo de murciélagos que salen de lo más profundo de la gruta a buscar alimento: insectos o fruta en aquellas especies frugívoras. Estos mamíferos voladores, siempre me han llamado la atención, no sólo por su extraña morfología, sino por su inexplicable resistencia, labor aún de investigación, a contraer infecciones víricas.

Pasamos la primera dificultad, un boquete en la roca vertical, de no más de medio metro de ancho, y de unos cinco metros de altura, que había que atravesar para acceder a otra estancia superior. A veces se cerraba tanto que era necesario vaciar los pulmones y avanzar con un brazo por delante y otro detrás a fin de reducir la anchura de los hombros y no quedar así atascados. Pasada esta chimenea, a través de un pasamanos, se accedía a otra galería en la que se encontraba la Gran Pared, un enorme plano de falla, de unos 30m de largo y 50m de altura. El rumor de un río subterráneo nos acompañaba, y también un chillido, casi fantasmagórico por el eco de la cavidad, que no era más que fruto de los murciélagos apiñados en el techo e inquietos por nuestra presencia. En el suelo empezaron a aparecer estalagmitas, como pináculos de catedrales, húmedas, y con el carbonato cálcico aún fresco, en su parte superior. Tras varios pasillos cubiertos de grandes piedras sueltas resbaladizas, que había que sortear con sumo cuidado, llegamos a la sala de las dunas, una enorme estancia con una montaña de arena en el centro, creada por las crecidas de los ríos interiores que fluían por la cueva en la época de inundaciones, y cuyas aguas, al bajar, depositaban una fina capa de arena, que con los siglos, se había hecho una montaña. En un lateral se abría un agujero, oculto entre varias rocas, de un medio metro de ancho, y más de setenta de profundidad, era una sima por donde subían las aguas e inundaban la habitación. Allí decidimos sentarnos, en un lateral de la sala y apagar nuestras luces. No sé si podré describir la sensación que experimentamos. Lejos del ruido y de las perturbaciones electromagnéticas del exterior, sólo se escuchaba un débil goteo que lloraban las estalactitas, y que era así como el concierto de las entrañas de la tierra. Casi no nos atrevimos a volver a encender nuestras luces, no queríamos quebrantar la oscuridad virgen y absoluta de la roca milenaria. Allí dentro, no éramos nada, éramos un soplo en los miles de milenios que había tardado la madre naturaleza en construir ese templo bajo el suelo. Éramos nosotros, los que tantas veces abusábamos de nuestro entorno, los que contaminábamos los ríos, los que construíamos ciudades, los que emitíamos gases tóxicos, los que nos servíamos del medio ambiente... los que ahora, estábamos en el mundo más puro, más escondido y más mágico del planeta.

3 comentarios:

Unknown dijo...

ah!!!!!
Excelente, como siempre! Bastante interesante, y muy atrayente!! =P
Lo repito, me fascina cómo escribes; me encanta esa forma en que describes los detalles con finas metáforas, le das un toque muy elegante =P
Y pues! qué más te digo que no te haya dicho antes??
Espero a que publiques tu parte 2, o alguno de esos lindísimos poemas que escribes ;P
Gracias, mucha suerte en todo!
Saludos!

Verena Sánchez Doering dijo...

simepre escribes muy bien, simepre algo que gusta
te dejo un abrazo grande y que estes muy bien
besitos y cuidate



besos y sueños

Anónimo dijo...

De sobra sabes la envidia que me das; más bien la que me diste, porque leer esto es casi casi estar ahí :)

¿recuerdas la pregunta del libro que me estaba leyendo? hoy lo acabé, hoy entendí que es posible que al fin y al cabo tenga un poco de polvo de hada y que te haya llegado para que puedieras estar ahí y luego venir a contárnoslo y ha hacernos volar hasta allí :)

Muchos besitos